La fiesta de El Nazareno significa «vencer el mal a fuerza de bien»

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Nazareno de San Pablo/Foto: Arquidiócesis de Caracas

«El Nazareno es la devoción por excelencia no solo del pueblo venezolano sino también del pueblo latinoamericano». Así inició su reflexión el jesuita Pedro Trigo, a través de Radio Fe y Alegría Noticias, este miércoles de la Semana Santa.

La motivación principal para esta «adoración» al Cristo sufriente y vestido morado «es porque el pueblo venezolano y latinoamericano se siente acompañado por El Nazareno; saben que está cargando con una cruz que no merece».

Pero aclara que Jesús lleva esa cruz de males «no como mera víctima aterrorizada, entregada a la muerte por la injusticia que le están haciendo sino desde su libertad liberada».

Para el teólogo venezolano esto significa que «la lleva como un verdadero hermano porque la carga como un verdadero hijo de Dios». Y esto se convierte en un símbolo de humanidad y hermandad en contra del orden establecido, religioso y político, lleno de opresión e injusticias.

Trigo acentuó que ese orden establecido es vertical: «Unos están arriba, otros están en la mitad colaborando con ellos, otros están abajo soportando el peso y otros están fuera, son los cada día más excluidos que viven como pueden».

Antes como ahora Jesús Nazareno ha visto a ese pueblo cargado de tantas injusticias, como ovejas sin pastor, y se ha dedicado a estar con él, a acompañarlo, «a hacerse sentir que si los de arriba lo abandonan Dios no lo abandona, Dios lo tiene en la niña de sus ojos, y Él está totalmente a disposición de ellos, el pueblo siente que Jesús es de ellos, Él les ha dado ese derecho de irrumpir totalmente en su vida».

Expresó que con esta imagen, que traduce realidades certeras, el pueblo sencillo y humilde adquiere fuerza y esperanza «alrededor de Jesús porque les parece mucho mejor la vida de Jesús».

Trigo reveló que a diferencia de lo que se ha creído, la cruz que lleva Jesús no es por culpa de nuestros pecados. «No, la cruz es del orden establecido por sus injusticias, nosotros no hemos hecho nada para que nos opriman. En ese aspecto nosotros somos inocentes y Él siente eso», acotó.

La cruces de hoy en día que cargan los venezolanos

En este punto tampoco tuvo pelos en la lengua. Mencionó que la primera cruz que llevan los venezolanos «es que el gobierno no nos toma en cuenta a nosotros. Lo que queda de Estado es por unos funcionarios que, aunque no cumplieran con su trabajo, no los van a quitar del cargo porque lo único que le importa al gobierno es que estén con él».

Otra de las cruces más patentes para el sacerdote es la de los médicos venezolanos. «Hoy los médicos ni las enfermeras no cobran ni para medio comprar lo que se necesita para una semana. Si se contagian, como ha sucedido, es porque son buenos pero no porque les estén pagando muy bien», apuntó.

Similar panorama describió para los educadores: «Se han ido más de 300 mil maestros porque no pueden vivir. Y los que quedan es por su sentido de responsabilidad».

Desde su mirada teológica precisó que la novedad histórica para Venezuela es que esta situación «no solo tiene que ver con el pueblo. Mucha gente de la clase media que tenía un buen empleo lo han perdido, que cobraban bien ahora no cobran nada. Se han comido todos los ahorros y ahora se están muriendo literalmente de hambre. Es una cruz muy pesada, injusta y totalmente infructuosa».

Pero recalcó que en el pueblo existe una gran sabiduría. Y es que Jesús vence el mal «a fuerza de bien». Agregó que «Jesús le dice a sus discípulos que el Hijo del Hombre no vino a ser servido sino a servir, y Dios no es mandamás, Dios nos sirve a todos, y nos sirve por amor, porque nos quiere».

¿De dónde encuentra la fuerza El Nazareno para seguir?

Pedro Trigo fue atrevido al afirmar que «el pueblo venezolano tiene la misma fuerza de Jesús porque Él derramó su espíritu y el espíritu es Dios».

Para él, esa fuerza, infundada por el espíritu que es Dios, está en lo más íntimo de cada uno de nosotros.

«Mucha gente que uno conoce que la está pasando mal, no se echa a morir; vive con dignidad, convive e incluso ayuda a otros, da desde su pobreza como Jesús», reflexionó.

Esas son las personas en las que El Nazareno es ícono. «Saben que sus vidas no están a la altura pero saben que El Nazareno es su compañero y que les da fuerzas para seguir. Es la fuerza que expresa el secreto de sus vidas. Sé que tengo una debilidad pero en medio de ella hay una fuerza que no sé explicar. Digo que no puedo más, y puedo, digo esto ya se acabó, y no se acaba y sigo», explicó.

Es lo que llama en sus reflexiones a «encontrar la alternativa superadora para no hacer lo mismo que los demás hacen conmigo». En términos políticos habló de «hacer una verdadera democracia deliberante donde todos seamos responsables y donde haya productividad justa y gracias a Dios. No pocos empresarios y políticos en Venezuela han aprendido esto».