Gisela Galeno, coordinadora de la Línea Psicoapoyo por Nosotras de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), indicó que la sociedad y la cultura han naturalizado los comportamientos violentos que se asumen como normales o aceptables por las personas.
Aseguró que la violencia contra la mujer generalmente empieza de una forma psicológica, por ejemplo, frases como «no seas tonta, deja la estupidez» o «no seas ridícula», las cuales son descalificaciones hacia la persona y que progresivamente van empeorando, pasando a otras formas de maltrato y de violencia.
“Cuando hablamos de esa progresión digamos que los actos de violencia van en escalada y la violencia psicológica se puede pasar entonces al acoso y del acoso se pasa a la violencia física o violación sexual en muchos de los casos”, explicó Galeno.
Sostuvo que es difícil distinguir estos comportamientos porque hay muchos mecanismos de control que ejercen los abusadores hacia las víctimas a través de la seducción, “entendida como ese encanto o simpatía que puede ser muy agradable en cierto momento, pero que al final terminan siendo actos de manipulación”.
También está el chantaje emocional, el chantaje económico, entre otros, y las víctimas al enfrentar a estos mecanismos de control se ven en una posición de vulnerabilidad y muchas veces no saben cómo afrontar a este tipo de personas.
Resaltó que es muy importante que las víctimas puedan identificar los sentimientos y emociones que puedan sentir ante situaciones de violencia, como por ejemplo la rabia, la culpa, el miedo, el rechazo o la repulsión por parte de los hombres.
Para Galeno cuando las personas no se sienten a gusto, agradadas o confundidas son indicadores importantes de que algo está pasando en esa relación que puede ser un acto de violencia, «es entonces cuando la mujer necesita ser orientada, ayudada para poder trabajar esta situación».
