“Alejandro fue uno de los heridos en el operativo. Murió por una bala perdida.” Era un buen muchacho, deportista, apreciado por sus vecinos. Eso comentó el padre Alfredo Infante SJ, párroco de La Vega, Caracas, (programa de Vladimir a la 1, Globovisión del 17/06/21).
Se refería el Padre a las secuelas del más reciente operativo de la Policía Nacional Bolivariana en la parroquia de La Vega. Alejandro, víctima inocente, al igual que una enfermera. También en las zonas vecinas hubo heridos… Se parece a una guerra, no declarada, en la cual, la población civil, desarmada se encuentra indefensa entre dos fuegos: las bandas de delincuentes, por un lado, y muy bien armadas, por cierto, y las autoridades por el otro. No se sabe exactamente con cuál plan para garantizar la seguridad ciudadana.
No es fácil vivir así, en zozobra permanente. Con miedo a todo: circular para hacer lo mínimo, como buscar agua o ir al trabajo. Con miedo a las acciones de ambos bandos. Pues los uniformados realizan allanamientos, según denuncias, presuntamente, no siempre legales. Se habla de detenciones presuntamente arbitrarias…
Según nuestra Constitución, los venezolanos tenemos derecho al libre tránsito (Art. 50). También tenemos derecho a que se respete la integridad física (Art. 46). Y, no olvidemos, que la Constitución también contempla el derecho a la vida es inviolable (Art. 43). Pero ninguno de esos derechos está garantizado cuando se vive entre balas.
Imagine usted el escenario: varios operativos policiales en lo que va del año. Víctimas mortales dejó el de enero, llevado a cabo por las Faes, más de 20 muertes por supuesta “resistencia a la autoridad”, lo recuerda el comunicado de COFAVIC, del 16/06/21. En el operativo reciente, participaron 1.420 funcionarios y hubo, según información oficial, 38 detenciones. ¡1420 funcionarios recorriendo la comunidad! ¿Quién podía sentirse a salvo con el antecedente de enero?
Hay que pensar en las madres, las abuelas, cuidando a sus hijos y nietos. ¡Cuánto miedo en las familias! No es de extrañar que se estén dando desplazamientos forzosos de vecinos, obligados por la situación de terror y el peligro inminente decaer por alguna bala, que se suelen calificar de “perdidas”, pero yo digo que toda bala busca una víctima. ¡Cuánto puede ser el miedo que se tiene como para abandonar las casas!
Cito de nuevo al Padre Infante, cuando dice que la situación de La Vega no es exclusiva de ese sector. Hay muchas comunidades en el país que también están viviendo en medio de una guerra no declarada, pero con víctimas inocentes.
Vecinos están pidiendo la mediación de la Cruz Roja, salió en un noticiero en la televisión. ¡Como en lugares con conflictos bélicos abiertos!
Los venezolanos estamos muy indefensos, ¿a quién acudir? Hay un desamparo institucional, a pesar de que la Constitución, establece en su Artículo 3, que “El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz , la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución” ( el subrayado es mío)
Los venezolanos queremos y merecemos vivir en paz. Tenemos derecho a vivir en paz. Ya bastante angustias tenemos con la pandemia, la emergencia humanitaria compleja, para que no podamos no siquiera caminar con seguridad por donde vivimos.
Los ciudadanos debemos cumplir nuestros deberes como tal, pero el monopolio de las armas lo tiene el Estado, se supone. La defensa de los ciudadanos le corresponde al Estado.
Suscribimos peticiones que COFAVIC hace a las autoridades en su citado comunicado el 16 de junio. Solicitan, entre otras cosas: “Adoptar de manera inmediata las medidas de protección más apropiadas para garantizar la vida, la seguridad y la integridad física y psicológica de la totalidad de las víctimas, testigos y sobrevivientes. Así como proteger la integridad de las personas civiles de La Vega y zonas contiguas, que durante el desarrollo de estos operativos de seguridad ciudadana se han visto afectados de manera directa e indirecta”. También piden que se revisen los procedimientos especiales de seguridad ciudadana que están desarrollando y que han dejado un saldo lamentable de violaciones de derechos humanos, especialmente en zonas populares.
Finalmente, en el XII Encuentro de Constructores de Paz, organizado por la Red de Acción Social de la lglesia, el pasado 28 de mayo, teníamos como lema “Entendernos porque somos hermanos”. Los venezolanos necesitamos entendernos, los 120 mil habitantes de La Vega son nuestros hermanos, necesitan protección, seguridad, su suerte no nos es ajena. Y como cristianos, recordemos que son “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque esos serán llamados hijos de Dios” , de manera que trabajar por la paz es una obligación para nosotros.