“Lo ideal es que la conciencia sobre salud mental sea un eje transversal para la vida, un tema presente en todos nuestros espacios de influencia”, considera Lucrecia La Rosa, psicóloga psicosocial de Rehabilitarte, fundación del estado Zulia que desde el año 2018 busca fomentar el trato humano, la dignidad, la desestigmatización y el arte como medio de recuperación para todos aquellos que padezcan algún problema de salud mental.
En entrevista con Radio Fe y Alegría Noticias, admite que los contextos de emergencia o vulnerabilidad social y los procesos migratorios son “tierra fértil” para la aparición de situaciones críticas en materia de salud mental o crisis en los seres humanos.
Para lograr una sociedad más saludable mentalmente, cree que se requiere invertir en educación y servicios, así como promover un cambio cultural que logre desestigmatizar a las enfermedades mentales, promover la comprensión y el apoyo hacia las personas que padecen trastornos de esta índole.
¿Cuáles son los principales desafíos en términos de salud mental que enfrenta la población zuliana en la actualidad?
Desde el plano social, uno de los retos que se presentan es la discriminación y estigmatización de las diversidades que hay en nuestra población. Por lo tanto, se debe disminuir la brecha de desigualdad que genera la discriminación basada en su género u orientación sexual, racial, discapacidad, entre otras, ya que esto puede contribuir al desarrollo de problemas en salud mental y también hacer que las personas eviten buscar tratamiento por temor a ser señaladas.
Asimismo, está la protección. Un tema frecuente y cuesta arriba que atendemos es la violencia basada en género y la violencia hacia niños, niñas y adolescentes. Hay patrones de crianza que aún se observan presentes en nuestra población, donde se encuentra normalizado ejercer maltratos y vulneración de sus derechos.
Mientras que en el plano estructural nos encontramos con limitaciones en el acceso a servicios de salud mental asequibles y de calidad en el Zulia, especialmente para las poblaciones que se encuentran ubicadas en la periferia de las ciudades y al margen de muchos servicios básicos. Podemos educar sobre salud mental, pero esto limita la capacidad de las personas para obtener tratamiento oportuno para problemas de salud mental.
¿Considera que la población atraviesa su peor momento en cuanto a salud mental?
Lo cierto es que los contextos de emergencia o vulnerabilidad social y los procesos migratorios, son tierra fértil para la aparición de situaciones críticas en materia de salud mental o crisis en las personas, y el estado Zulia no es la excepción.
Creo que la historia es cíclica: el zuliano ha atravesado situaciones que afectan sus recursos de afrontamiento y resolución de problemas. Podemos observar rezagos de esa historia en gaitas de protesta, en los cuentos de los abuelos e incluso en la historia de nuestros edificios emblemáticos, elementos que sirven como síntesis cultural de la respuesta del zuliano hacia los problemas.
En este aspecto, el arte es fundamental como catalizador de muchos procesos, como la gestión de emociones y la articulación de tejidos sociales, entre otras utilidades. Por ello es una de las banderas que toma Rehabilitarte desde sus inicios.
¿Cuáles trastornos psicológicos son más comunes en la población? ¿Hay algún patrón o tendencia particular?
En Rehabilitarte para 2022 habíamos proporcionado atención psicosocial individual y primeros auxilios psicológicos a 724 personas por distintos motivos de consulta, de modo que, al registrar los motivos de consulta, descubrimos que un 13,6 % se relacionaba a una urgencia de salud mental, el 31 % (30 casos) asistieron por situaciones relacionadas al suicidio, de los cuales 13 de ellos (43.3 %) se presentó en niños, niñas y adolescentes.
En ese mismo servicio, se registró un 21.4 % de casos que acudieron a los servicios por motivo de una urgencia relacionada con violencia, maltrato y abuso; en esta población destaca que el 67.7 % de casos presentados fue en niños, niñas y adolescentes.
¿Han podido identificar algunos factores sociales, económicos o culturales que estén influyendo en la salud mental de las personas?
Tanto en las comunidades que abordamos, como en los sondeos anuales acerca de cómo está la salud mental de los zulianos, hallamos varios factores que pueden afectar la respuesta adaptativa de la persona ante situaciones estresantes. Un ejemplo sería la inseguridad alimentaria, la falta de vivienda adecuada, el desempleo y problemas con los servicios básicos.
Al mismo tiempo, incide la posibilidad de atender de forma oportuna cualquier problema de salud mental que emerja, de manera que la dificultad de acceso a servicios de salud mental asequibles y de calidad, tratamientos farmacológicos, tiende a limitar la capacidad de las personas para obtener tratamiento para problemas de salud mental.
En este sentido, las comunidades ubicadas al margen de la mayoría de los servicios y con bajos ingresos económicos suelen ser las más afectadas debido al transporte, los horarios de atención y la falta de instituciones públicas cercanas con atención psicológica.
En 2021, a través de un sondeo de calidad de vida percibida en los zulianos, se reveló que el 80 % de los encuestados no estaba satisfecho con su acceso a hospitales, centros de salud o servicios de salud pública, y más de un 84 % con las condiciones del transporte.
¿Cuáles son las estrategias o programas específicos que la ONG Rehabilitarte ha implementado para atender los problemas de salud mental?
Desde hace algunos años desarrollamos proyectos de protección a niños, niñas y adolescentes desde una perspectiva integral; es decir, abordamos el plano individual, familiar, comunitario e institucional por medio de programas enfocados en la atención psicosocial, grupal e individual en comunidades, con asesoría legal y formación en instituciones prestadoras de servicio.
Igualmente, llevamos a cabo monitoreos e investigación constante sobre el panorama actual de la salud mental en el estado Zulia.
¿Qué desafíos enfrentan al proporcionar servicios de salud mental?
Tenemos la responsabilidad de adaptar la atención a cada caso y contexto, entendiendo que no hay una receta para la salud mental. Cada caso es único.
Otro elemento es que la desinformación y el estigma que hay alrededor de este tema genera muchas veces un primer contacto receloso o desde el temor en las personas. Temor a ser juzgados o etiquetados.
¿Qué se puede hacer de forma individual y colectiva para promover la conciencia y reducir el estigma asociado a los trastornos de salud mental?
Cada uno de nosotros podemos empezar el cambio al hablar abiertamente sobre la salud mental y compartir experiencias personales que ayuden a reducir el estigma y fomentar la empatía. Igualmente, ayudamos cuando evitamos usar un lenguaje despectivo para describir a las personas con problemas de salud mental.
Podemos empezar mostrando apoyo a amigos y familiares que puedan estar luchando con problemas de salud mental, ofreciéndoles apoyo emocional y contribuyendo a encontrar recursos para obtener el tratamiento.
A nivel colectivo es necesario impulsar la educación en las escuelas, instituciones públicas y prestadoras de servicios sanitarios para aumentar la conciencia y reducir estigmas. También desarrollar políticas públicas enfocadas en asegurar que los servicios de salud mental sean accesibles, asequibles y de calidad para todas las personas.
¿Cómo se podría lograr una sociedad más saludable mentalmente y con servicios óptimos?
Una sociedad está compuesta por muchos sistemas, donde el individuo tiene distintos niveles de participación. Lo ideal es que la conciencia sobre salud mental sea un eje transversal para la vida, un tema presente en todos nuestros espacios de influencia.
En consecuencia, necesitamos una promoción de la salud mental cimentada en información útil, proporcionada por profesionales y con base científica. Es necesario que los servicios de salud mental estén disponibles y accesibles para todos, independientemente de su situación financiera o geográfica.
A este punto, con las consecuencias psicosociales y sanitarias de una pandemia, resulta necesaria la mirada hacia la salud mental pública, la urgencia en el aumento del número de profesionales y la expansión de los servicios con un enfoque preventivo.
En resumen, para lograr una sociedad más saludable mentalmente se requiere invertir en educación y servicios, así como un cambio cultural que logre desestigmatizar a las enfermedades mentales, promover la comprensión y el respaldo hacia las personas que padecen trastornos de esta índole.
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