En la Unidad Educativa Estadal Víctor Moreno Orozco de San Cristóbal se acordó que los maestros vayan dos veces a la semana a dar clases y el resto de las actividades se envían vía WhatsApp.
Camilo Gelviz, tiene 19 años trabajando en el Ministerio de Educación y en este plantel, apenas un año. Allí asiste unas dos veces a la semana pues debe trasladarse en transporte público desde el sector Palo Gordo, en el municipio Cárdenas, hasta San Cristóbal, en un viaje en el que gasta diariamente, en promedio 10 mil pesos colombianos o unos 55 bolívares.
Muchos maestros, no solo en San Cristóbal sino en el resto del país, deben hacer trabajos paralelos para sobrevivir como, por ejemplo, dar tareas dirigidas.
“Siempre comienzo las actividades a nivel pedagógico con unas canciones, refuerzo con material audiovisual y uso la estrategia de Piaget basado en la inteligencia que se construye a partir de la actividad motriz de los niños; sin embargo, debido a la situación país, nos ha llevado también a reinventarnos usando la tecnología”, explicó Gelviz.
Maestros con calidad humana
Por su parte, José Alfredo Carrero, director de esta escuela, que allí cuentan con 60 docentes para atender a una matrícula de 230 estudiantes divididos en dos turnos, desde el nivel inicial a sexto grado.
Expresó el director que en esta escuela estadal tienen coordinadores de Formación Permanente, Recursos para el Aprendizaje, Manos a la Siembra, de Biblioteca, Informática y de Ingles, además de subdirectoras administrativa y académica. Dijo que su principal estrategia para lograr el aprendizaje en los estudiantes es tener vocación de servicio y motivación.
“Pienso que ser maestro nace con uno y enseñar es una tarea ardua, ya que se trata de formar seres humanos para que desarrollen competencias tanto lingüísticas como pragmáticas con el fin que sean hombres y mujeres con diferentes capacidades. Que les permitan desenvolverse en cualquier oficio o profesión”, expresó.
Indicó el director de este plantel educativo que la forma de mantener motivados a los docentes es siempre escucharlos y en la medida de las posibilidades, brindarles soluciones asertivas y afectivas.
“Siempre colocarse en el lugar de la otra persona y reforzar su calidad humana, manejando la inteligencia emocional, puesto que cada persona tiene sus necesidades, sus intereses, y en la mayoría de los casos la situación país afecta”, dijo.
Los niños son su motivación
Por su parte, la profesora Xiomara Contreras, con 30 años de servicio y quien se desempeña como coordinadora de los Recursos para el Aprendizaje de este plantel, comentó que la motiva ir a dar clases la sonrisa en los niños y observar sus rostros de satisfacción cuando los felicitan por hacer sus actividades, pues considera que ahora la educación es más hiperactiva, más lúdica, creativa y espontánea.
Carlos Ocampo es oriundo de Caracas y emigró hace cinco años a Perú. Allá conoció a su esposa, quien es de San Cristóbal, y decidieron regresar a Venezuela radicándose en esta entidad andina y en esta escuela estudian sus dos hijas.
Él manifestó que apoya la labor que hacen los docentes, a pesar de las precarias condiciones salariales, y entiende que solo vayan a dar clases dos veces a la semana por esta situación país.
Sin embargo, hizo un llamado al Gobierno Nacional para que les mejore los salarios a los maestros, pues ellos son piezas fundamentales en la sociedad.
Esta Unidad Educativa cuenta con el Programa de Alimentación Escolar que se volvió a activar hace año y medio. También lograron embellecer la fachada y la infraestructura con murales.
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