Las autoridades del Condado Miami Dade, en Florida, reportaron que subió a 9 el número de fallecidos por el trágico derrumbe de una torre de apartamentos de un edificio en la localidad de Surfside, tras encontrar este domingo a otros 4 cuerpos sin vida. Aún continúan desaparecidas 156 personas, según los reportes locales.
Por su parte, la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, dijo en una conferencia de prensa este domingo que estaban teniendo “conversaciones muy francas” con las familias y están siendo “muy directos” con ellos.
“Seguimos esperanzados en encontrar más gente, pero ciertamente saben que estamos encontrando restos e incluso que estamos encontrando partes de cuerpos, así que se están preparando para eso».
El día sábado los rescatistas, entre los que se encuentran algunos bomberos que trabajaron en septiembre de 2002 cuando dos aviones derribaron las dos torres de las Torres Gemelas de Nueva York, solo han logrado identificar a 4 de las víctimas mortales.
La Oficina del Médico Forense de Miami-Dade identificó a la primera víctima mortal el viernes como Stacie Fang, de 54 años. Los trabajadores de emergencia encontraron a Fang el jueves, el mismo día del siniestro. Dijeron que murió en el Hospital Aventura tras sufrir trauma por fuerza contundente.
Frang era la madre del niño de 15 años que fue sacado a las 6:05 a.m. el jueves de entre las ruinas. Él es la última persona en haber sido rescatada con vida hasta ahora. Ella y su hijo vivían en el apartamento 1002.
Luego, este sábado, fueron identificados los esposos Anthony Lozano, de 83 años, y Gladys Lozano, de 79 años —un matrimonio de 59 años que solía residir en el apartamento 903. Ambos fueron desenterrados el viernes.
Los rescatistas también identificaron el sábado a Manuel LaFont, quien fue extraído de los escombros el viernes. LaFont, de 54 años, era un fanático y entrenador de béisbol además de ser consultor de negocios que vivía en el apartamento 801. Tenía un hijo de 10 años y una hija de 13 con su ex esposa Adriana LaFont.
Tanto Adriana como sus compañeros de trabajo, de la academia de béisbol, donde también practica su hijo, y sus correligionarios de la parroquia católica St. Patrick en Miami Beach rezaron por él para que apareciera con vida. Pero Dios quiso otra cosa con LaFont.
