Si bien las condiciones de los waraos que están en una playa de Icacos no son las más adecuadas, los aborígenes de Delta Amacuro no están siendo maltratados.
Este desmentido proviene de voceros deltanos que laboran en la organización de la iglesia católica Living Water Community, ente religioso que ha seguido de cerca la situación de los nativos en la vecina isla.
Trinitarios y waraos mantienen una ancestral relación. Entre ambas culturas existía una conexión comercial y de amistad durante la colonia, cuando miles de africanos eran esclavos de los ingleses.
Los afectados huían de sus “dueños” hacia el Delta y eran los indígenas los que les ofrecían cobijo en la selva deltaica, donde varios de ellos entablaron relación amorosa con los aborígenes, según sostienen varios adultos mayores.
De acuerdo con los voceros deltanos que han servido como mediadores entre la iglesia católica y el gobierno de Trinidad y Tobago por los waraos, estos nativos no están siendo maltratados, contrariamente, las ayudas humanitarias han incrementado durante los últimos días.
Lo que le preocupa a la organización Living Water Community son las condiciones en las que viven 80 waraos en la localidad de Icacos, porque pernoctan en casas improvisadas sin los servicios básicos. Todos están ilegales.
Pero de acuerdo con la vocería del organismo eclesiástico, el gobierno trinitario hasta ahora no ha ordenado su desalojo, contrariamente, ha conocido de la realidad que les obligó a buscar mejores condiciones de vida, básicamente por comida.
Todos son de Pedernales, norte de Delta Amacuro. Fueron por comida y por mejores condiciones de vida, una que Venezuela ya no les pudo ofrecer.