La semana pasada, los EE.UU. realizó un trío de proposiciones sobre Venezuela. En la primera, le puso precio a la cabeza de los principales personeros del oficialismo. En la segunda, planteó un plan salomónico para salir de la crisis terminal. La tercera fue una operación de bloqueo naval y aéreo referida al cese del tráfico de estupefacientes del que acusa al desgobierno.
Históricamente, la flota norteamericana aparece en las costas de un país cuando se va a producir un cambio súbito de gobierno.
Algunos podrán ver estas acciones bajo la metáfora del “palo y la zanahoria”, que recuerda que si quieres lograr que un asno se mueva es necesario golpearlo, y a la vez, ofrecerle incentivos. Otros podrán argumentar que se trata de la vuelta a la política del “Gran garrote” desarrollada por Theodore Roosevelt a principios del siglo XX, donde se presionó mostrando siempre la posibilidad de una intervención armada. Recordemos que en al menos 16 oportunidades EE.UU. ha desplegado su potencial bélico en latinoamérica, tal y como lo hizo contra Noriega en Panamá.
Todo dentro del marco de la “Doctrina Monroe” que proclamó “América para los americanos” y que tiene que ver con que EE.UU. no permitiría ninguna intervención foránea en el continente, ya que sería vista como un acto de agresión que tendría que ser confrontado.
En su zona natural de influencia EE.UU. siempre ha tenido la voz cantante.
Lo mismo sucede a China con su mar del sur, donde despliega su arsenal y ha construido 30 hectáreas de islas artificiales para seguir ganando terreno. Ni hablar de las fronteras rusas sembradas desde los tiempos de la URSS, donde hace pocos años Putin se anexó a Crimea.
Hasta ahora, los venezolanos hemos sido salvados en sendas oportunidades por la “Doctrina Monroe”.
A finales del siglo XIX los ingleses querían arrebatarnos el Orinoco con la penetración sostenida a partir del Esequibo. Pocos años después, EE.UU. también detuvo la invasión de las potencias europeas contra el endeudado gobierno de Cipriano Castro.
Mi impresión es que después de más de 20 años de desgobierno y de penetración Rusa, China, y de grupos irregulares como las FARC y el Hezbolá, de no acogerse la propuesta de salida pacífica y electoral, ninguna acción debe tomarnos por sorpresa.
@OscarArnal