Pacientes renales en Maracaibo dejan de dializarse por falta de gasolina y transporte

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Referencial

Padecer una enfermedad en el país representa un verdadero calvario por la ineficiente prestación de servicios públicos.

Un grupo vulnerable en la capital zuliana son los pacientes renales. En esta ocasión quienes reciben su tratamiento en el Centro de Diálisis El Sol, ubicado en la avenida Sabaneta del municipio Maracaibo.

Las extensas colas registradas en las estaciones de servicios subsidiadas y dolarizadas «ha acarreado a la ausencia de pacientes renales al tratamiento de hemodiálisis que debe cumplirse estrictamente 3 veces por semana durante 3 horas», así lo denunció a Radio Fe y Alegría Noticias Manuel Carrizo, paciente renal.

De igual manera, quienes dependen del servicio de transporte público para movilizarse se les dificulta trasladarse hasta el centro de diálisis ya que debido a las medidas sanitarias para evitar la propagación del Covid-19 dicho servicio no posee autorización para laborar.

«Las diálisis afectan de gran manera, hay pacientes que tienen el corazón recrecido, tienen descalcificación por el tiempo de diálisis, razón por la cual no están en condiciones de hacer colas o hacer largos recorridos», explicó.

Carrizo agregó que los autobuses que dispuso la Alcaldía de Maracaibo para trasladar a los pacientes renales como al personal médico no fue una solución eficaz porque un importante grupo de personas no es beneficiado con las paradas y horarios establecidos.

«A la mayoría no beneficia porque tienen que hacer largo recorridos a pie para llegar a las paradas que habilitaron para trasladarnos hasta el centro de diálisis y muchos no están en una condición de salud buena para eso», aseguró Carrizo.

Hay casos de pacientes renales cuyo turno culmina a las 7 de la noche, y ya los buses de la Alcaldía terminan de operar hasta las 6 de la tarde, quedando parte del personal médico y pacientes a la deriva.

En Maracaibo las estaciones de servicio abren desde la 8 de la mañana hasta las 12 del mediodía, motivo por cual se registran largas colas desde la madrugada.

Sin embargo, es un juego de lotería echar gasolina, algunos lo logran y otros no por diferentes razones: la gandola no llegó, se acabó la gasolina o labomba cierra aún quedando vehículos en la cola.

De esta manera, los paciente renales continúan padeciendo una enfermedad con riesgo a empeorar y aprendiendo a sobrellevar la situación.

«No tenemos apoyo de ningún ente público del gobierno para seguir asistiendo a nuestro tratamiento», lamentó Manuel Carrizo.