Sinopsis

Esta es la historia de Pompilio Yacame, hombre indígena del pueblo Baré asentado originalmente en el río Casiquiare, conector del afluente Orinoco con la cuenca del Amazonas en Venezuela. Su mamá, Catalina Fermín, quien siempre le hablaba en su lengua propia, le encomendó una tarea antes de morir: mantener con vida su idioma. Pompilio creó una escuela y un nicho lingüístico en donde les enseña a adultos y a niños y niñas la lengua baré, uno de los 34 idiomas de pueblos indígenas venezolanos a punto de desaparecer, según la Unesco. Gracias a esta iniciativa, hoy existen en Puerto Ayacucho, capital de la Amazonía venezolana, cuatro nichos lingüísticos de esta lengua. La apuesta es que el número de hablantes fluidos aumente para preservar la cultura.

Ficha técnica

Tipo de contenido: Sonoro
Año de realización: 2023
Título de la serie: Conuco de historias indígenas en resistencia. Un viaje sonoro por la Amazonía venezolana.
Equipo realizador: Simeón José Rojas con el apoyo editorial de Paola Jinneth Silva Melo.
Lugar: Puerto Ayacucho, Venezuela.
Duración: 00:20:50

Para leer la transcripción de la pieza sonora Pompilio, vamos a hablar baré, dale clic aquí.

Pompilio, vamos a hablar baré [Pompilio, wajawaka acheleka bale]

Pompilio Yacame es uno de los dos únicos hablantes fluidos de la lengua indígena baré que quedan vivos en la Amazonía venezolana. Con 78 años, este hombre es referente en el rescate de la lengua propia de su pueblo con la creación de los nichos lingüísticos o escuelas de aprendizaje. Estos lugares, ubicados en Puerto Ayacucho, ya se replican en otras comunidades indígenas como los Baniva, Warekena y Yabarana, que también están en riesgo de perder su idioma.

Pompilio Yacame nació en 1945 en la comunidad de Solano, municipio de Río Negro en Venezuela, territorio ancestral y fronterizo con Colombia y Brasil. Tierra natal de la cual tuvo que salir por la esclavización y extracción de los recursos de la selva que sufrió su pueblo. 

Pompilio Yacame, el último hablante del idioma baré. Foto: Simeón Rojas.

De su madre Catalina Fermin aprendió la lengua baré. Ella, antes de fallecer, le encomendó no dejar morir su idioma. En el 2000, Pompilio inició con su labor de enseñanza: primero, en una universidad pública llamada El Mácaro, en donde forman docentes, y luego en la escuela de idioma y el primer nicho lingüístico indígena (lugar de enseñanza) en el estado Amazonas que él mismo creó.

¿Cómo nacen los nichos lingüísticos?

Pompilio fundó en 2009 la escuela de idioma que lleva su nombre y donde da clases de baré a personas adultas. A niñas y niños se les enseña en el nicho lingüístico creado en 2014.

A la fecha, en Puerto Ayacucho hay cuatro nichos de esta lengua en los que participan unas 80 niñas y niños: “Kisiyuli Jani” (nido de arrendajo), en donde enseña Pompilio; “Kawei Jmiye” (nido de guacamaya); “Nupjani Wayeni” (mi casa alegre), y el “Puchuchúkuli Miye” (nido de pico e’ plata). En el tiempo que lleva enseñando, Pompilio ha formado a más profesores de la lengua, algunos de los cuales trabajan en los otros nichos lingüísticos.

Niñas y niños en clases de baré en el nicho Kawei Jmiye. Foto: Simeón Rojas.

Sobre el nombre del nicho Kawei Jmiye, la profesora Nieves Azuaje explica que alude al nido, al lugar en donde se aprenden las primeras cosas. 

En estos espacios, que funcionan en los frentes, estacionamientos o patios de casas de familia, también se vela por la “esencia originaria” del ser Baré. Así lo dice Dixon Dacosta, coordinador y creador del nicho Nupjani Wayeni. “Mientras haya niños y niñas la tradición no desaparecerá, mientras haya adultos conscientes, con sentido de pertenencia y de identidad, la cultura no va a desaparecer y, por lo tanto, todo lo que está alrededor de una cultura se mantendrá: su gastronomía, su baile, su técnica de pesca, su técnica del conuco, su idioma y su manera de ver el mundo”, asegura.

Dixon Dacosta da clases a niños y niñas del nicho Nupjani Wayeni. Foto: Simeón Rojas.

La mayoría de los nichos es atendido por mujeres, reafirmando así su papel en la cultura del pueblo Baré como transmisoras de conocimientos. 

“Desde que el niño nace, la mayor permanencia que tiene es al lado de la mujer”, dice Menca Yacame, hija de Pompilio y docente en el nicho Kisiyuli Jani. Ella explica que de esa cercanía viene la relación de aprendizaje “en lo que es la parte de esa etapa inicial o maternal y luego ya pasa al compromiso de las primeras palabras que es teta, tienes hambre, las necesidades básicas. Ahí viene ya la transmisión de ese idioma y después viene todo lo relacionado con la parte propia de la cultura”.

Menca, hija de Pompilio, acompaña a niñas y niños del nicho Kisiyuli Jani. Foto: Simeón Rojas.

Y las niñas y los niños, ¿qué opinan? Miguel Dacosta, de 10 años, dice que le gusta ir al nicho porque cada día aprende cosas nuevas: “Me gusta aprender y me gusta hablar baré. Primero aprendí los números, después los colores y otras palabras más”. Eliany, una niña de la misma edad de Miguel, cuenta que va al nicho cada semana y ha aprendido a pronunciar palabras y que para ella “es muy importante hablar la lengua”.

Con el trabajo en los nichos lingüísticos y con más personas como Nieves, Menca, Dixon, Miguel y Eliany, el baré trascenderá más allá de la vida de Pompilio Yacame, el último hombre hablante de este idioma originario de la Amazonía venezolana.

Nota. La serie documental “Conuco de historias indígenas en resistencia. Un viaje sonoro por la Amazonía venezolana” nació de un proceso de cocreación de periodistas y comunicadores indígenas y no indígenas de Venezuela y Colombia, parte de la Red Tejiendo Historias. La coordinación editorial estuvo a cargo del medio independiente Agenda Propia.