La también rebautizada Myanmar vive una de sus peores crisis políticas de los últimos años con el reciente golpe de Estado militar y la aprehensión de la consejera de Estado, Aung San Suu Kyi, este lunes 1 de febrero.
Los militares que encabezan la asonada manifiestan que se vieron forzados a emprender la acción para preservar «la estabilidad» pacífica en el país y prometieron, a través de un comunicado transmitido por la televisión castrense y Facebook, a garantizar la realización de elecciones «libres y justas».
Sin embargo, y pese a ese ofrecimiento de los «golpistas», luego de la transmisión fueron interrumpidos los servicios de internet y telefónicos.
Pero ¿por qué este pequeño país del continente asiático llega a este nivel de crisis? La situación tiene varios antecedentes históricos desde hace más de 30 años.
El más reciente se remonta a noviembre del año pasado. Para justificar su arremetida contra el poder constituido, los líderes del Ejército alegan que la comisión electoral no subsanó las “enormes irregularidades” que se produjeron, según ellos, durante las elecciones legislativas que ganó por amplia mayoría el partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia, en el poder desde las elecciones de 2015.
La Liga Nacional para la Democracia obtuvo el 83% de los 476 escaños en el parlamento, pero los cabecillas de la insurrección afirman haber descubierto 10 millones de casos de fraude electoral y ha pedido a la comisión electoral que publique las listas electorales para verificarlas.
Pero ya desde 1990 cuando la Junta Militar perdió por abrumadora mayoría las elecciones generales justo ante la LND, los oficiales del llamado «todopoderoso» ejército birmanés mostraron su talante autoritario y desconocieron esos resultados, gobernando el país por más de 17 años bajo un fuerte régimen opresor.
En 2007 unas masivas protestas lideradas por monjes budistas obligaron a los integrantes de la Junta Militar a ceder para realizar elecciones amplias y democráticas, cuestión que se concretó tres años después.
Sin embargo, los militares continuaron reprimiendo las manifestaciones públicas e impidió que la LND participara en los comicios legislativos de 2010 porque el partido no expulsó de sus filas a los denominadores «conspiradores» que sus copartidarios llamaban «presos políticos».
La Junta Militar que animaba las filas del Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo, PUSD, obtuvo más del 80% de los escaños pero la oposición denunció un masivo fraude electoral.
Desde entonces, y a pesar de los resultados electorales de noviembre de 2020, una cruenta guerra civil entre etnias combinada con una severa represión militar y una creciente pobreza, a pesar de ser un país rico en algunos minerales como gemas y jade, han envuelto a la República Socialista de Myanmar en un profundo caos, acentuado ahora con este golpe militar que no reconoce al gobierno de la Nóbel de la Paz de 1991 Aung San Suu Kyi.
Por su parte, el gobierno de Joe Biden instó a los militares birmanos a liberar a los dirigentes detenidos y amenazó con una respuesta de Washington.
«Estados Unidos está alarmado por los informes de que el Ejército birmano ha tomado medidas para socavar la transición democrática del país, incluido el arresto de la consejera de Estado Aung San Suu Kyi y otros funcionarios civiles en Birmania», dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en un comunicado.