Profesores de la Guajira fueron obligados a no unirse al paro

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Foto: Radio Fe y Alegría.

Los docentes de la Guajira venezolana se vieron obligados a laborar, debido a amenazas por parte de las directivas de los planteles educativos, por lo cual no pudieron realizar el paro convocado para este martes 22 de octubre.

Por ello, los profesores denunciaron que no pudieron alzar su voz de protesta como hubiese querido hacerlo.

“Nos exigieron laboral por pertenecer a un Colegio Bolivariano y que además fue fundada por el ya difunto presidente Chávez”, manifestó una docente que prefirió no identificarse por seguridad.

Lo mismo ocurrió en el Liceo Bolivariano Orangel Abreu Semprún, donde trabaja Víctor Manuel Palmar. Este es el centro más conocido de la entidad, y Palmar afirma con nostalgia que trabajan “por vocación pensando en el niño, el joven que se está formando”.

Sobre el paro, lamentó que los obligaran a trabajar, pues “los mismos alumnos son testigos de que muchas veces no llega ningún profesor porque no tenemos para los pasajes”.

“No dejamos comida en nuestros hogares. Esto ha hecho que muchos de mis compañeros hayan dejado de dar clases”, añadió. Asimismo, afirmó que, desde el salón de clases, apoyó el paro y la protesta nacional.

Por su parte, Marilyn Palmar, Coordinadora de la escuela Bolivariana Puerto Aleramo, señaló: “nosotros exigimos un salario digno que nos alcance para comprar una cesta básica para alimentarnos. Yo apoyo el paro nacional”.

Trabajando sin nada

La  situación de estos trabajadores sigue empeorando en medio de la crisis económica que afecta a todo el país, pero que pega con más fuerza en las zonas rurales, como es el caso de la Guajira, municipio zuliano. Por esta razón, muchos formadores han tenido que renunciar y abandonar las aulas de clases.

La falta de herramientas necesarias para dar sus clases y la escasez del efectivo agrava la situación: los maestros no cuentan con el dinero suficiente para cubrir el traslado a sus puestos de trabajo. En este contexto, la vocación ayuda a muchos a resistir y mantenerse en el aula ingeniándose herramientas para continuar dando clases.

Texto: Maryorin Palmar