Por Herlinda Gamboa | Radio Fe y Alegría Noticias
Señor Jesús, amanecer de soledad, de espera y silencio con María. La experiencia de la Cruz ha sido muy dura. Tener en sus brazos el cuerpo de su Hijo también a Ella la ha crucificado. Junto al discípulo amado ha escuchado tus últimas palabras, tu último suspiro. Las mujeres, llevan aromas, embalsaman el cuerpo.
No apartan de ti la mirada del corazón. «Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor», están a la espera con el dolor de tantos enfermos terminales. Con la tristeza de los que viven sin sentido.
Con la soledad y el silencio de nuestros hermanos de Nicaragua. El silencio de tantos condenados y perseguidos injustamente, solo por tu causa. Con la incomprensión ante la enfermedad incurable de tantos niños. Con las pequeñas caricias de médicos y enfermeras que despiden la vida de sus pacientes.
Con la soledad de tantas familias que tienen que despedir a un ser querido. Hay un silencio denso y profundo. Una espera. Nos asomamos al misterio de la Cruz, al misterio de la esperanza, María está allí, sin palabras.
Son sus gestos, sus manos, sus ojos, su silencio, los que hablan. Está porque ama mucho, sabe de pérdidas y dolor; de fe y esperanza. María se queda en silencio. Tu palabra llenó siempre su corazón. El mundo se ha quedado en silencio y a oscuras.
Preparamos el corazón para acoger confiados el mensaje que nos estás comunicando. Cerca muy cerca de María junto a la cruz de la humanidad enferma, cansada y agobiada pedimos salud, fortaleza, justicia, paz, esperanza.
Esperamos confiados en la última palabra del Padre, que siempre responde con la vida, el amor y la luz. Nos quedamos con María la Virgen de la Soledad. Sin decir nada, María del Silencio. A la espera de tu Resurrección, María de la Esperanza.
Danos tu amor y gracia que eso nos basta Amén. PAZ Y BIEN
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.
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