El obispo de la Diócesis de El Tigre, en Anzoátegui, monseñor José Manuel Romero, compartió su perspectiva sobre el significado de ser católico en la vida cotidiana, asegurando que no se limita a las paredes de la iglesia ni a los momentos de oración, sino que es un llamado a vivir de manera sinodal.
«La sinodalidad no es solo un momento o una estructura cuando nos reunimos el Consejo Presbiteral o el Consejo Pastoral Parroquial. Va a ser una forma de ser, vivir y actuar. Debemos impregnar el corazón de esa realidad», apuntó.
El religioso enfatizó durante su entrevista en el programa Háblame Bajito, que transmite Radio Fe y Alegría Noticias, que el Sínodo de la Sinodalidad debe motivar a que prevalezca la honestidad y la honradez en las instituciones públicas.
Construir una sociedad inclusiva
Hizo hincapié en que es esencial evitar juzgar a las personas por su posición social o apariencia externa. “Hemos perdido la ternura, la capacidad de compadecernos y de ponernos en los zapatos del otro”, dijo.
Monseñor Romero pidió a los venezolanos reconocer la humanidad de los demás, independientemente de su ideología política, y a dejar de lado el lenguaje confrontativo que a menudo prevalece en la sociedad, en el que se sostiene que “al enemigo ni agua”.
Igualmente, consideró que en el país se debe prestar atención especial a los centros de salud, a la educación, los niños y a los ancianos afectados por la migración, que dejó a muchas familias separadas.
El obispo de El Tigre señaló que la brecha de desigualdad se amplió aún más después de la pandemia. En este contexto, la iglesia católica ha priorizado la asistencia a los más necesitados e insta a la sociedad a no excluir a nadie, a no conformarse con darles migajas, sino a compartir con ellos en el “banquete de la vida”.
“El cuidado de la casa común no es sólo cuidar la naturaleza, sino también cuidar la vida de los demás”, recordó.
Labor de la pastoral juvenil
No obstante, manifestó su satisfacción por el interés de los jóvenes venezolanos en participar en actividades católicas, tanto dentro como fuera de la iglesia, llevando el mensaje a aquellos que no pueden asistir al templo, sin importar su religión.
En colaboración con organizaciones como Cáritas y el Centro Gumilla, la Pastoral Juvenil trabaja en diversas comunidades para brindar formación cívica a los ciudadanos, promoviendo el sentido de democracia y la responsabilidad política.
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