La Comisión Episcopal de Educación de la Conferencia Episcopal Venezolana publicó un mensaje ante la realidad educativa en el inicio del año escolar 2020-2021 en modalidad a distancia.
El mensaje de los obispos centra la atención en que para que se produzca un cambio significativo en la compleja crisis que vive Venezuela, es necesario una transformación educativa que haga madurar «una nueva solidaridad universal» donde el fundamento está en una educación desde la persona y para para la persona.
Con esta premisa citan al Papa Francisco, quien ha sostenido que para que sea exitoso cualquier cambio político o social en un país, es imprescindible «un cambio educativo».
Para la Comisión Episcopal de Educación «uno de los sectores más afectados por la crisis creciente ha sido el sistema educativo: además soslayado a nivel presupuestario e igualmente ignorado en políticas públicas».
Desde esta cuestionante afirmación sostienen que “sin docentes no hay escuela”, en referencia a que los educadores venezolanos son víctimas de la grave crisis que vive el pueblo venezolano al tener salarios que no cubren “lo mínimo que establecen los indicadores mundiales para considerar que por lo menos se encuentren en pobreza extrema”.
Igualmente los prelados advierten que «se hace imperioso replantearse lo viable o no de la apertura de un año académico sin tomar en cuenta las graves deficiencias que hoy tenemos y el impacto negativo que eso supone para la gran mayoría de los que ya están y los que iniciarán por primera vez su proceso de formación; o mostrando unos supuestos recursos inexistentes o deficientes en la realidad».
Finalmente, exhortan a las autoridades gubernamentales a comprometerse a establecer diálogos con todos los actores: Familia, Educandos, Docentes, Iglesias, Medios de Comunicación Social, Academias, Empresa Privada, Organizaciones No Gubernamentales, Sociedad Civil, para poder garantizar la corresponsabilidad en la salvación de la educación.
Justamente esta semana el Movimiento de Educación Popular y Promoción Social Fe y Alegría volvió a ratificar, a través de una campaña masiva de sensibilización, que sus dos prioridades en este momento son el derecho a la educación de calidad y salarios dignos.