Siria tiene cuatro días en violencia luego de la caída del gobierno de Bachar al Asad, con más de mil personas muertas en las regiones del oeste de ese país. Entre los muertos están 740 civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La ONG, con sede en el Reino Unido y una red de colaboradores en el terreno, reporta que al menos 1.018 personas murieron desde el jueves 6 de marzo en las provincias costeras de Latakia y Tartús, así como en las demarcaciones centrales de Hama y Homs, escenario de unos de los acontecimientos más sangrientos de los últimos años, reseñó la agencia de noticias EFE.
La violencia estalló el jueves cuando grupos leales a Al Asad emboscaron y mataron en Latakia a decenas de efectivos de seguridad de la nueva administración de Damasco, algo que derivó en enfrentamientos y en una posterior campaña de represión contra la población alauita.
Según medios de comunicación sirios y grupos de activistas, la insurgencia pro Al Asad que lidera el comandante Ghiath Dalla, una de las figuras militares más prominentes del antiguo régimen y próximo al expresidente, fundó un grupo de nombre Consejo Militar para la Liberación de Siria.
Damasco lanzó una campaña para aplacar la violencia
Su principal objetivo, según recoge la prensa local, es la “liberación total del territorio sirio de todas las fuerzas ocupantes y terroristas”, en referencia a la alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), que derrocó a Al Asad.
En reacción a los ataques del jueves, Damasco lanzó una campaña para aplacar los focos de insurrección, y llevó refuerzos desde las provincias septentrionales de Idlib y Alepo, los baluartes de la oposición a Al Asad.
Según el Observatorio,la llegada de los refuerzos resultó ser el preludio de una serie de masacres, ejecuciones sumarias y torturas a la población civil, muchas de las cuales grabaron en videos y que la ONG verificó.
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