Suben a 22 los fallecidos por las protestas en Perú

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Perú
Foto: EFE

Al menos dos manifestantes más fallecieron este viernes 16 de diciembre en enfrentamientos con la Policía en Perú, con lo que el número total de víctimas mortales en las protestas que piden el cierre del Congreso y la renuncia de la presidenta, Dina Boluarte, y que se desarrollan desde el domingo, asciende a 22.

La Dirección Regional de Salud de Junín confirmó que en total tres civiles fallecieron, «producto de los enfrentamientos ocurridos en (el distrito de) Pichanaki durante el día», hechos que también han dejado 52 heridos, de los cuales 43 son manifestantes y nueve son efectivos policiales, reseñó la agencia de noticias EFE.

Estas tres víctimas se suman a las seis de Apurímac, las tres de La Libertad, los ocho de Ayacucho, la de Arequipa, y la de Cuzco.

Tres menores de edad entre las víctimas mortales

Hasta el momento, se desconocen las identidades de todas las víctimas, pero al menos tres de ellas son menores de edad.

Entretanto, el Ministerio de Salud anunció que 63 personas están hospitalizadas tras las protestas producidas en diversos puntos de Perú.

De estos, 26 están en Ayacucho, al sur del país, donde el jueves 15 los protestantes intentaron tomar el aeropuerto, lo que provocó que militares abrieran fuego contra estos.

Al respecto, la Dirección Regional de Salud de Ayacucho señaló que «los 410 establecimientos de salud y hospitales de apoyo de la región se encuentran en alerta roja, con el fin de garantizar la presencia del personal, la disposición de insumos médicos y la atención oportuna de los pacientes».

El Gobierno de Boluarte decretó el pasado miércoles 14 el estado de emergencia en todo el país por 30 días para controlar los actos de vandalismo y violencia cometidos en las manifestaciones y desde el jueves 15 deretaron toque de queda en 15 provincias de ocho departamentos.

Boluarte llama a mesas de diálogo con la Iglesia

Finalmente, Boluarte convocó a los líderes de la Iglesia Católica, cristiana y evangélica para instalar una mesa de diálogo en cada una de las regiones que se han movilizado, para así abrir espacios para llamar a los representantes que encabezan las marchas para escuchar sus demandas y canalizarlas.