Superior de los jesuitas afirma que llegó «una oportunidad para despertar»

78
Foto: Curia Provincial

El padre Rafael Garrido conversó con Radio Fe y Alegría Noticias acerca de la «situación especial» que a todos los venezolanos les ha tocado confrontar a raíz de la aparición del COVID-19 en el país.

Para todos los ciudadanos esta emergencia ha sido bastante difícil. La Iglesia católica, a través de la Conferencia Episcopal, ha emitido diversos pronunciamientos y los obispos y sacerdotes han acatado las recomendaciones que ha hecho la OMS de evitar la presencia de personas en un mismo sitio. Es por ello que se ha ordenado la suspensión de las misas hasta nuevo aviso.

Pero este momento coincide con la vivencia del tiempo de cuaresma.

¿Cómo lo viven desde la Compañía de Jesús? ¿Cómo vienen transitando este camino junto al pueblo y a las personas que están en las obras de la Provincia? Fueron las primeras interrogantes que compartimos con Garrido.

Arranca indicando que «esta situación se va a extender, como mínimo, hasta la Semana Santa. Es un tiempo de un centramiento fundamental de nuestra fe como lo es la Resurrección de Jesús».

Desde esta perspectiva apunta que estamos ante el reto de seguir construyendo la comunión eclesial de todos los que hacemos vida en la Iglesia. «Los que somos discípulos de Jesús de Nazareth», añade.

El jesuita es optimista cuando apunta que somos testigos de cómo surge una serie de iniciativas interesantes.

«En algunas ciudades los párrocos han logrado salir con la Custodia para bendecir su territorio parroquial. Algunas misas y oraciones a se difunden a través de Instagram, radios, Facebook».

Iniste que se trata de aprovechar estos medios «para continuar alimentado nuestro espíritu en la casa».

También destaca que hay otras novedades como cursos de biblia, de espiritualidad organizados por laicos y laicas. «Es otra oportunidad para ese despertar».

Es por esto que se atreve a alertar que se debe «cuidar de no dejarnos llevar simplemente porque como estamos en cuarentena hacerlo de una manera ciega».

Es caer en la cuenta de cómo vamos a vivir la cuarentena. Revisar con qué actitudes la vamos a vivir. Por eso es importante organizar, planificar, proyectar y vivir este tiempo desde adentro. De lo contrario, este momento se nos hace insoportable y la gente lo puede tomar como una norma que viene de fuera.

Y remata recordando que esta situación «no nos enrede más de la cuenta, que no nos produzca mucho más sufrimiento y que podamos realmente salirle al paso todos juntos».

¿Qué le podemos decir a las familias de sectores populares, de zonas campesinas, de comunidades indígenas, del país, en términos pastorales?

En primer lugar, Rafael Garrido se anima a enviar «un abrazo cargado de la bendición de nuestro buen Dios que es Padre y Madre».

En segundo lugar, desea, y exhorta, que realmente los organismos encargados de llevar adelante estas medidas de protección puedan tomar en cuenta la situación específica de cada uno de los sectores.

Por ejemplo, tomar en cuenta la situación de aquellos que no pueden dejar de salir de su casa porque no tiene cómo abastecerse suficientemente para varios días.

Igualmente pide mirar la situación de aquellos que tienen que atender animales de cría, siembras. Llama a considerar todas esas realidades a través de un diálogo cercano en el que se reconozca la capacidad de todas estas personas para proponer y viabilizar soluciones necesarias para poder contener la pandemia.

En el plano del cuidado personal, el religioso invita a «tomarse en serio esta situación. Hay que tomar todas las medidas necesarias para prevenir el contagio. Contar con la capacidad de poder vivir esta circunstancia con la prevención. El cuidado de la persona, de cada uno de los miembros de la familia, de las comunidades, el cuidado de los bienes, de la salud y muy especialmente el cuidado de la espiritualidad, nuestra interioridad».

Cree firmemente «que esta realidad nos exige todavía un poco más de nosotros para cultivar una consistencia interna más fortalecida».

La Compañía de Jesús en Venezuela tiene una alta incidencia en la educación con sus colegios, Fe y Alegría, las universidades. ¿Cómo abordan este momento? ¿Qué han previsto para seguir ofreciendo el servicio educativo en el país?

El Superior de los jesuitas en Venezuela le da un lugar preponderante al servicio educativo de la orden religiosa al afirmar que «ocupa un espacio significativo dentro de nuestra misión».

Dice que se están haciendo muchos esfuerzos para mantener la vida educativa de cada una de las instituciones, de los jóvenes que estudian en esos centros así como también de todo el personal.

En concreto, describe que se anda en la onda del trabajo en casa.

«Realizamos actividades que puedan ayudar a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes a mantener activa su vida académica, su formación, sus valores».

Pero también es realista al apuntar que por supuesto hay muchísimas dificultades como las administrativas, las logísticas.

También se presenta el reto «de crear nuevos contenidos para ser compartidos vía on line. Se están usando todas las herramientas posibles para atender esta enorme necesidad».

Esta realidad, anuncia Garrido, ha hecho acelerar la innovación educativa de cara al trabajo a distancia. «Es uno de los grandes retos que tenemos en Venezuela en el ámbito de la educación. Por lo pronto, estamos haciendo un acercamiento a la virtualización de la educación. La UCAB anda en esa onda tratando de que las cosas puedan salir lo más adecuadamente posible».

Y en similar práctica andan los colegios jesuitas y los centros educativos de Fe y Alegría para hacerle cara a esta emergencia educativa y esta realidad tan compleja.

También reconoce el esfuerzo de los padres. En este sentido, las instituciones educativas tienen un desafío gigante de no solo mover a los estudiantes sino también a sus padres y representantes «en la línea de no perder el horizonte de la formación integral de nuestros chamos y chamas».

Los jóvenes tienen que ser obedientes

Que estos momentos no se conviertan el simple llenar el tiempo con actividades sin sentido. Se trata de una organización que permita mantener ese esfuerzo de formación integral en todos los niveles en donde nos desempeñamos, acota el Provincial.

En este momento le corresponde a los jóvenes una prueba muy importante que pasa por una actitud fundamental de obediencia.

«Como al inicio del desarrollo de la enfermedad se dijo que la población de menos riesgo de contagio era la juvenil, los padres sienten una gran preocupación porque pareciera que eso daba permiso para que fuesen imprudentes».

Con este razonamiento reflexiona que el riesgo es para todos. «Que sean obedientes y que puedan ponerse al cobijo de la sabiduría, del cariño, de la experiencia de los mayores y que vivan de manera creativa», cierra.