El asilo político que el Gobierno mexicano le ofreció este lunes 4 de enero a Julian Assange, fundador del portal WikiLeaks, podría crear nuevos roces con Estados Unidos.
Pero el gobierno del país azteca ha respondido que su ofrecimiento obedece a su «tradición histórica» de asilar a perseguidos políticos en otros países del mundo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador celebró la decisión británica de no extraditarlo a Estados Unidos.
“México le ofrece asilo político”, dijo, “con lo que significa el derecho de asilo y nuestra tradición, que es protección, pero al mismo tiempo la responsabilidad de cuidar que el que recibe el asilo no intervenga, no interfiera en asuntos políticos de ningún país».
Sin embargo, algunos analistas internacionales alertan que la decisión de López Obrador representa altos riesgos diplomáticos en el marco de la relación entre México y Estados Unidos, país que ha solicitado la extradición de Assange, acusado de delitos informáticos.
Por ejemplo, el exembajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhán, dijo que “el presidente parece estar decidido a escoger una pelea con los demócratas y la próxima administración Biden. Decir que buscará ofrecer asilo a Assange es una locura, una auténtica locura”, criticó vía Twitter.
Cuestionó también que “se cacarea la tradición mexicana de asilo para justificarlo, pero a la vez se ignora a los miles de potenciales refugiados centroamericanos”.
Por su parte, el padre del periodista australiano solicitó al gobierno de Nueva Zelanda que acogiera en calidad de asilado a su hijo.
Pero todavía no hay ninguna decisión.