Transportista del Zulia quedan fuera de la flexibilización parcial

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Foto referencial: Reuters.

Luego de que el transporte público estuviera paralizado por más de 5 meses por causa de la cuarentena social, los conductores perdieron la esperanza de retomar su trabajo durante esta semana que el gobierno nacional permitió una flexibilización parcial en la entidad.

Dicha flexibilización permite a 10 sectores económicos trabajar, entre ellos, el transporte público. Sin embargo, el gobernador Omar Prieto decretó que solo las unidades pertenecientes al Estado, es decir, los buses de TransZulia y Bus Maracaibo, podrían prestar el servicio.

Por su parte, el presidente de la Central Única de Transporte del Estado Zulia, Erasmo Alían, dijo a Radio Fe y Alegría Noticias que el gremio está muy molesto por la medida tomada, razón por la cual solicitan a las autoridades de la región una reunión urgente para presentar un plan de trabajo.

“Nosotros empezamos a arreglar nuestras unidades y de verdad nos sorprende que el gobernador diga que no, que no vamos pa’l baile, que solo van a trabajar los 60 buses de TransZulia, 30 autobuses Yutong y los 30 buses de la Alcaldía de Maracaibo”, detalló.

Sobre la escasez de gasolina en la región, Alían manifestó que eso no es impedimento porque existen unidades que trabajan con gas o gasoil las cuales pueden prestar el servicio.

Hacen una propuesta

En este mismo orden, el gremialista indicó que durante la cuarentena social el sector transporte recibió combustible en la estación de servicio Las Banderas donde les otorgaban 25 litros a cada unidad, dos veces a la semana.  

“Ahora cuando autorizan al transporte público trabajar, íbamos a conversar con Gladys Suárez (Secretaria de Transporte de la Gobernación de Zulia) para que nos dieran un poco más de combustible”, señaló.

Alían propone que al sector del transporte público les permitan trabajar aunque sea dos o tres veces a la semana para que los choferes puedan mantener sus familias en medio de esta pandemia.

Agregó que en este tiempo de confinamiento, muchos se vieron obligados a «vender los cauchos, la batería, el arranque, el carburador, para poder comer».