Un espacio para caminar con Jesús
Espiritualidad
Lunes 12 de agosto de 2024
Por: Antonio Pérez Esclarín
Un amor servicial
Jesús experimentó a Dios como Abba, un padre maternal, y por ello se hizo hermano de todos e incluso de los que lo odiaban. Por ello se atrevía a proponerles un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros como yo les he amado, es decir, con un amor servicial, desinteresado, constante, dispuesto incluso a dar la vida para que todos tengan vida y puedan vivir con la dignidad de hijos de Dios.
Y ese amor debe abarcar a todos, incluso a los enemigos, a los que no merecen nuestro amor, pues todos somos hijos de Dios y en consecuencia hermanos. Jesús no dice que ama, ayuda, sana, incluye, consuela, alimenta, da vida. El amor práctico de obras, el amor que practicó y nos enseñó Jesús es lo que distingue a sus genuinos seguidores y se convierte en la verdadera señal del cristiano. En eso conocerán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros. En definitiva, el amor es un principio de acción, una entrega comprometida a cambiar y combatir todo lo que niega hoy o impide la vida humana de los demás como la mentira, la injusticia, la violencia.
Seguir a Jesús implica por consiguiente hacer nuestro su compromiso con la verdad, con el débil, con el enfermo, con el excluido, perseguido por motivos raciales, políticos, económicos, sociales y religiosos. El amor se transforma en servicio como expresión de la genuina libertad cristiana y como camino para vivir la plenitud humana y construir la fraternidad.
Con Tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.