Una Palabra Oportuna No. 1081

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Espiritualidad. Martes 04 de mayo de 2021.

Por Antonio Pérez Esclarín.

Conociendo a José Gregorio

Además de ser un médico eminente, generoso y servicial que atendía gratis a los que no podían pagarle, fue un celebrado profesor universitario, un políglota pues hablaba francés, inglés, alemán, italiano. Un gran investigador y un científico que se esforzó por incorporar los aparatos y adelantos de la medicina que aprendió en Europa y en Estados Unidos. Fue también filósofo, un hombre apasionado por su formación permanente, pero no para acumular currículo y creerse superior a los demás, sino para poder ejercer con calidad creciente su papel como profesor y como médico.

Hombre de una gran piedad, de oración continua y misa diaria, testimonió con gran valor su fe católica en momentos en que los ambientes intelectuales donde él se movía, la fe y las prácticas religiosas se consideraban propias de gentes incultas, pues se pensaba que la ciencia estaba acabando con los fundamentos de la religión.

Tres veces intentó hacerse sacerdote e incluso estuvo ocho meses como cartujo con el nombre de fray Marcelo, pero los problemas de salud se lo impidieron,  y él, siempre fiel a la voluntad divina, comprendió y aceptó que Dios quería que ejerciera su apostolado como laico y viviera su profesión de médico como un verdadero sacerdocio al servicio de los demás.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.