Espiritualidad. Domingo 09 de mayo de 2021.
Por Antonio Pérez Esclarín.
A la madre
No es fácil escribir sobre la madre algo que no esté ya muchas veces dicho, sin caer en lo superficial y sensiblero.
A la madre le debemos el don más preciado que hace posible todos los demás, la vida. Nacimos junto a su corazón y durante meses nuestra existencia tuvo lugar en la de ella en una especie de comunión total donde nos alimentamos de su propia vida
Luego nos desprendimos de ella como un fruto maduro, pero allí estaban sus brazos y su pecho llenos de amor para brindarnos cobijo y seguridad. A través de sus ojos nos asomamos al mundo y fueron un espejo maravilloso donde siempre nos vimos bellos y queridos. Su ternura guio pacientemente nuestra necesidad de comunicación y nos abrió al otro, al milagro de la palabra.
Cuando nos golpearon las enfermedades y quebrantos, ella siempre estaba allí, al pie de nuestro dolor multiplicando sus atenciones, más fuerte que el cansancio, el hambre, la fatiga, sanándonos con su entrega y sus caricias.
Las madres aman tanto y de tal modo, que nos asoman a las profundidades del amor de Dios.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.