Una Palabra Oportuna No. 1214

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Espiritualidad. Viernes 9 de julio de 2021.

Por Antonio Pérez Esclarín.

Año Ignaciano

Julio es el mes ignaciano porque fue un treinta y uno de julio cuando murió Ignacio de Loyola, el santo fundador de los jesuitas o compañía de Jesús. Además, por celebrarse en este año los quinientos años de su conversión, se ha decretado un año ignaciano en el que se nos invita a nuestra propia conversión. Es decir, a buscar en todo, la voluntad de Dios y a seguir con mayor radicalidad a Jesús. Y de este modo salvar la vida de la trivialidad y el sinsentido como hizo Ignacio.

Fue en mayo de mil quinientos veintiuno cuando Íñigo de Loyola cayó gravemente herido en la defensa de Pamplona contra las tropas francesas.

Como en su larga convalecencia se aburría mucho, pidió libros de aventuras y de hazañas de caballeros en busca de una gloria vanidosa y mundana. Como no tenían esa clase de libros, le llevaron los únicos que tenían, la vida de Jesús e historias de santos. Al leerlos sintió que su vida había sido vana y se propuso cambiar radicalmente para ser en adelante un verdadero caballero de Jesús.

Ese fue el inicio de su largo proceso de conversión. Porque la conversión no se hace de una vez por todas sino implica un largo y difícil discernimiento para averiguar, qué es lo que Dios quiere de nosotros y así encontrar la verdadera felicidad.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.