Oración de la noche. Martes 28 de septiembre de 2021.
Por Hna. Victoria Braquehais. Narra Hna. Elena Azofra
Reserva este minuto para orar.
Inicia haciendo dos respiraciones profundas.
Ponle nombre a cómo te sientes al final del día: ¿contento, alegre, preocupado, tranquila…?
Atiende a la Palabra de Dios del evangelio de *Mt.19:23-30. La comparación (“el ojo de la aguja”)* que usa Jesús para hablar de la dificultad de los ricos para entrar en el Reino de Dios es particularmente importante, porque la narran los tres evangelios sinópticos (Mt., Mc.10:25, Lc.18:25). La expresión “el ojo de la aguja” (arameo: _ləgamlā ləmeᶜᶜal baḥrūrā damḥaṭṭā_) hace referencia a las puertas de las ciudades antiguas amuralladas. Cuando estas se cerraban al final del día, se abrían unas más pequeñas por si alguien tenía que pasar. A estas pequeñas puertas se les llamaba “ojos de aguja”. Si un mercader quería entrar con todo, camello incluido (el animal que muchas veces se usaba para el transporte), eso era imposible, porque a duras penas cabía una persona.
Interioriza el mensaje de Jesús: ese “*ojo de aguja*” actualmente pueden ser esas pequeñas palabras que nos permiten entrar un poco más en el conocimiento de Jesús…, pero si no te desprendes de lo que no es importante en tu vida, como al mercader cargado, te es difícil, por no decir imposible, entrar por esa pequeña puerta que nos abre a tesoros infinitos. Pero si perseveramos en el amor a esas pequeñas palabras, si las preferimos a todas las otras palabras, si las escuchamos y oramos con ellas, si nos nutren hasta convertirse en vida de nuestra vida, carne y huesos nuestros, podremos conocer más a Jesús «por dentro»:
Haz unos segundos de silencio para guardar la Palabra de Dios
Pronuncia con decisión las siguientes palabras de Santa Teresa del Niño Jesús: “Es sobre todo el Evangelio lo que me ocupa durante mis oraciones; en él encuentro todo lo que es necesario a mi pobre alma. En él descubro siempre nuevas luces, sentidos escondidos y misteriosos”. Amén
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.