Una Palabra Oportuna No. 1483

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Oración de la mañana. Domingo 19 de diciembre de 2021.

Por Herlinda Gamboa. Narra Julitze Mayurel.

Cafecito de la esperanza en el Cuarto Domingo de Adviento

Señor Jesús, hemos recorrido el camino de tu espera de la mano de los profetas, con el anuncio claro y exigente del Bautista. Este domingo de Adviento nos ofrece la escena del encuentro de María e Isabel, dos mujeres preñadas de historia que simbolizan dos alianzas, dos testamentos, dos pueblos: el antiguo y el nuevo, se abrazan en un abrazo íntimo y estrecho. El A.T. lleva a Cristo en sus entrañas. Isabel agradece a María el servicio material de ayudarle a limpiar la casa, y el más importante de todos, el servicio de la fe. “Dichosa tú, la creyente” la que me da el Espíritu y me habla de Dios.

El mayor servicio que hacemos a nuestros hermanos es el servicio de la fe. Los dos saltos de júbilo: el del niño en el seno de su madre es el gozo de todo un pueblo que ha vivido con la esperanza puesta en el Mesías. El de Zacarías es el salto convertido en grito de un sacerdote que no puede hablar. Se ha quedado mudo por no haber creído al Ángel. Es una especie de “castigo saludable”. Las mujeres, los patriarcas y los profetas desearon ver este día y no lo vieron. Y es ahora este niño el que recogerá las voces, los anhelos, las nostalgias de todo el pueblo y te señalará como el Cordero  de Dios. Así, con un salto de júbilo, de alegría, recibe Israel al Mesías. María cierra la escena, entona el Magníficat, el premio a su fe…

Atentos va a ocurrir algo sorprendente: el mudo, el incrédulo, va a recuperar el habla entonando el Benedictus, un cántico paralelo al Magníficat. Por esa casa ha pasado María, la mejor catequista de todos los tiempos. Ella ha hecho posible que Zacarías diera el gran salto a la fe. La llena de Dios, contagia con su presencia, su visita llena la casa de gracia, Isabel siente que el niño salta alegre en sus entrañas. Las “dos madres” se estremecen en un canto de alabanza, dan gracias al Dios que mira la humildad de “dos esclavas”. Dios se acerca a nuestra puerta solo los pobres y humildes responden a su llamada. Pronto será Navidad, buscarás “posada”. ¡Ven, Señor! Ven a nacer en nuestra tierra tan necesitada».

Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN. 

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.