Oración de la mañana. Sábado 02 de abril de 2022.
Por Herlinda Gamboa. Narra Marco Vinicio Martínez.
Cafecito de la esperanza en camino de conversión
Señor Jesús, toda tu vida es una auténtica provocación para las personas que te escuchan y ven tu actuación, también de discusión entre los judíos. Este tiempo de Cuaresma, poco a poco va preparando nuestra mente y nuestro corazón. Los sencillos descubren en ti al profeta que actúa en nombre de Dios, tus palabras convencen y son veraces porque van unidas con tu coherencia de vida. Tus palabras y obras siempre hacen bien y hablan de un Dios amor, ternura, cariño, cuidado, que quiere la dignidad para todos.
Los seguros de sí mismos, apegados a las leyes y cerrados en sus pensamientos, buscan argumentos absurdos, excusas, para no aceptarte y condenarte. “Jamás ha hablado nadie como este hombre”, tus palabras y obras conmovían a los que la religión, como el poder político marginaban, era algo que provocaba una admiración, simpatía, un seguimiento y una confianza grande en ti. Hoy, en nuestro mundo sigues siendo, para muchos, un personaje no sólo admirado, sino Alguien que da sentido a nuestra existencia.
Dentro de tus seguidores, intentamos descubrir, y vivir tus enseñanzas. Realizar tus valores e intentar sacar todas las exigencias que lleva consigo celebrar la Pascua, nos mueve a replantearnos seriamente las exigencias de ser seguidores, dar respuesta a lo que nos enseñas. Es buen momento para descubrir qué grande es el amor que Dios nos tiene, qué grandeza da a la humanidad el que existan personas que presten un servicio liberador a los demás. Qué importante es el que se comunique que “no hay mayor amor que el que da la vida por los demás” y cómo esa vida dada y entregada termina en Vida plena.
Predicas con autoridad propia, en ti la palabra tiene autoridad, toca el corazón. La autoridad de Dios que habla; con una sola orden libera fácilmente al poseído del maligno y lo cura. ¿Por qué? Porque su palabra obra lo que dice. Porque es el profeta verdadero.
Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.
