Actitudes. Domingo 16 de octubre de 2022.
Por Antonio Pérez Esclarín
Profetas de la esperanza
Los genuinos educadores debemos ser sembradores de esperanza y trabajar con pasión por la transformación y humanización del país y del mundo. Es urgente y consecuencia que recuperemos la dimensión profética para denunciar los ídolos que causan la muerte, violencia, egoísmo, corrupción, injusticia, avaricia, y anunciar con valor al Dios de la vida que nos invita a recrear el mundo y nos promete que Él va a estar con nosotros alentando nuestros esfuerzos y nuestros trabajos.
Necesitamos profetas que resuciten las palabras, sacudan con ellas las conciencias y levanten las vidas de la mediocridad, de la desesperanza, de la insensibilidad y el egoísmo. Profetas que promuevan las ganas de vivir con avidez, con intensidad. Profetas que cultiven el orgullo de ser personas, que despierten la pasión de ser hombre y mujer auténticos, de aceptar la aventura de llegar a ser plenamente humanos.
Profetas capaces de leer con los ojos y el corazón de Dios la profunda crisis de nuestro país y nuestro mundo, para poder decir con valor y con pasión lo que Dios quiere y espera que digamos. Profetas que encarnemos en nuestras vidas los valores que buscamos, para que nuestras palabras sean hechos, testimonios.