Una Palabra Oportuna No.2618

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Un espacio para caminar con Jesús

Tips para discernir la realidad
Viernes 07 de julio de 2023

Por. Antonio Pérez Esclarín

Señor, que siempre vea en mi hermano el igual a mi

El fenómeno creciente e indetenible de las migraciones y el palpar como algunos alimentan la xenofobia y culpan a los migrantes de la delincuencia y la inseguridad, debe impulsarnos a trabajar por una verdadera interculturalidad, que supone la valoración positiva de la diversidad y el respeto y apoyo, a los que se vieron obligados a salir de su país en busca de vida digna.

En nuestras sociedades las diferencias tienden a convertirse en enfrentamientos, debido a la inseguridad y el miedo al diferente, sin embargo, la diferencia bien entendida es un valor que nos enriquece.

Son incalculables los aportes a la economía y a la cultura de los venezolanos, en los países donde se han establecido. De ahí la necesidad de superar los prejuicios y visiones negativas si queremos caminar hacia sociedades reconciliadas y fraternales.

Reconciliar no es uniformar, homogenizar, ni silenciar los puntos de enfrentamiento sin ayudar a que la diferencia se convierta en valor y no en abismo.

En nuestro mundo global, si nuestra sociedad cada vez más móvil, donde unos 200 millones de personas migran y se desplazan de un lugar a otro, se empieza a hablar de que no solo hay que respetar sus derechos como personas, sino también sus derechos culturales, la interculturalidad supone afirmar que el otro diferente es como yo, un hermano y tratarlo como tal.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos