Una Palabra Oportuna No. 287

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Una Palabra Oportuna

Oración de la noche. Sábado 29 de mayo de 2020.

Por Herlinda Gamboa y voz de Yelitze Mayurel.

Vigilia de Pentecostés

“Pensemos en el Espíritu Santo, hablemos con él” (Papa Francisco). 

Jesús nos regala su Espíritu para que saboreemos la vida por dentro y vivamos la paz, más allá de la inestabilidad de las pandemias. Con las manos abiertas lo recibimos. En nuestra interioridad, en el silencio. El Espíritu es  torrente de agua viva, nos enseña a descubrir a Dios dentro de nosotros y no fuera. ¡Es gracia y alegría, fortaleza y esperanza, vida entregada y comunión, viento fuerte para el testimonio, voz sinfónica para la alabanza!

Danos, Señor, tu Espíritu.

Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.

Jesús y el Padre nos regalan el Espíritu, plenitud de la Pascua. Todo nuestro negocio consiste en aprender a recibir. Cuando el coronavirus ocupa nuestro pensamiento y nuestras conversaciones, el Espíritu mantiene vivo el recuerdo de Jesús en el mundo y nos capacita para vivir la experiencia interior del misterio del Padre. El Espíritu cambia nuestra suerte, nos transforma: el fracaso en fecundidad, la sequedad en agua abundante, la siembra en cosecha, la pandemia en torrente de solidaridad. El Espíritu de Jesús es el Evangelio encarnado en nosotros. El agua duerme en lo profundo de nuestro pozo; ¡dichosos quienes oyen su rumor!

Queremos seguir a María quien lo escucha, lo recibe, acepta ser revestida por Él desde la pobreza, la gratuidad, sin adueñarse de logros y éxitos.

Danos, Señor, tu Espíritu.

¡Qué gesto tan lleno de amor, tan orante: Jesús soplando sobre nosotros! Jesús nos da a aquel que le ha empujado por los caminos para estrenar el Evangelio y acercar la bondad del Padre a los pobres. Ahora, el Espíritu es el aire que empuja nuestra vela por los mares; delicadamente nos enamora. El Espíritu, con sus dones, convierte nuestra vida en una fiesta de servicio a la humanidad más adolorida, nos hace oír la música para danzar el gozo de Dios junto a hermanas y hermanos en las plazas de los pueblos, en los hospitales. ¡Cuánto lo necesitamos para vencer los miedos, que paralizan la vida, y encender cada día llama de la esperanza!

Danos, Señor, tu Espíritu.

Reciban el Espíritu Santo.

A Jesús no le queda ya nada por darnos. Con el don de su Espíritu nos lo da todo. «Reciban el Espíritu Santo»,  Jesús es el corazón de la oración y de la vida… En este tiempo de pandemia oramos con María:

Danos, Señor, tu Espíritu.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.