El doble ánimo y la falsa moral solo conducen a la incongruencia e inconstancia en el proceder, que se aleja del “effetá” o apertura hacia el sano sentir, pensar y obrar. Génesis 3, 1-8 / Santiago 1, 8 / Mateo 23, 25-28 / Marcos 7, 31-37
El modelo de universidad pública gratuita de calidad y excelencia caducó. Igualmente los criterios de análisis para gestionarla quedaron en el pasado: son obsoletos. O iniciamos un urgente proceso colaborativo y solidario por parte de todos sus actores, de rescate, reactivación, reforma, renovación, reactivación para revivirla, o simplemente perecerá. (a)
No obstante, el ciudadano rector “vitalicio” de una ilustre universidad venezolana de casi 236 años de fundada, en un plano de demagogia y parcialidad populista universitaria, asevera que “han surgido propuestas inconstitucionales como la de cobrar a nuestros estudiantes”, pero mientras tanto actúa de forma contra constitucional y anti ley de Dios, subestimando la grave situación pandémica y la precaria capacidad económica salarial y cobertura de salud que impera en la mayoría de venezolanos y trabajadores en todo su conjunto (que vulnera flagrantemente el derecho humano a la vida), al “exhortar” con un matiz impositivo, a los trabajadores universitarios, de hacerse presentes en las dependencias universitarias: con un salario que quebranta el artículo 91 de la Norma Fundamental.
Oportuna y pertinente entonces, la opinión que nos comparte el distinguido intelectual universitario Antonio José Gómez Gáfaro, estudiante del octavo semestre de la carrera de ingeniería mecánica de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET):
Hasta aquí.
“¿Estamos mal? – Sí, estamos mal. ¿Podemos estar peor? – Sí, podemos estar peor. Esto es un verdadero “proceso revolucionario”: Venezuela, que en su tradición era un pueblo aguerrido y que no se doblegaba ante intereses contrarios a la República, en un plazo de 20 años, se ha dormido de manera de tal que ya no importa lo que suceda o deje de suceder. Es una situación bastante lamentable que ha hecho suyas, como un cáncer, todas las instituciones del estado. Me atrevo a decir que el último golpe a la República será en las Universidades: ahí se está librando la última batalla; de que se pierda o gane depende Venezuela.
Hoy quiero fijarme en mi alma mater, mi UNET. A ella también aplico las dos cuestiones del inicio: estamos mal y podemos estar peor. No me pesa expresar mi opinión; hablo por mí, y quizá alguno se sienta identificado. Tristemente la división de mi universidad ha llegado a un punto tal que no podemos entonar todos juntos el Himno Nacional, porque, aunque nuestras voces se unan, la pena nos abrumaría al paladear “la fuerza es la unión”.
La división se ha sembrado de una manera en nuestra universidad, que pareciera que, para querer mantenerla abierta, hay que librar una batalla campal. El gobierno nacional nos ha dividido con salarios míseros, con providencias estudiantiles de burla, con un sistema educativo enclaustrado en el siglo pasado, con infraestructura que se cae en pedazos, con falta de personal humano, y esto sin contar los miles de dificultades que pesan sobre todos los actores de la comunidad universitaria. Pero hay otro enemigo, quizá mucho más peligroso: el enemigo que tenemos en casa.
La academia está a punto de cerrar. Estamos aún en un semestre 2019-3 que está próximo a cumplir año y medio. Se nos ha presentado una solución por parte de las autoridades universitarias, impulsada por algunas cabezas de gremios, que, en vez de dar un buen término, conllevan a uno funesto. Los estudiantes nos vemos afectados en un porcentaje tan grande que asusta: la mayoría de nuestras materias serán retiradas, un año y medio tirado a la basura, y todo esto en un silencio inquietante.
No sólo son los estudiantes, son también los profesores, los empleados administrativos y obreros, son nuestras familias, es Venezuela. Las medidas aprobadas dividen aún más nuestros gremios. No exagero, hay que reformar la universidad, hay que aceptar que las circunstancias actuales son muy distintas y, es esto, o nos vamos y apagamos la luz. No se buscan soluciones conjuntas, al contrario, todos andamos por nuestra parte. Es doloroso, y me llena de indignación, unas frases que se han hecho muy común en la universidad: “el que no pueda que retire la materia”, “el que no pueda que congele semestre”, “retírese y váyase del país”.
Hay autoridades, y representaciones estudiantiles y gremios y pare de contar; yo no me siento representado por ellos. Esta situación ha sacado lo mejor en algunas personas, sí, pero en otras muchas no tanto. Todos están metidos en sus asuntos, pero nadie quiere arrimar el hombro para ayudar a cargar la pesada carga del otro ¡No, así no son las cosas, ustedes mismos son los que darán el golpe final a la academia venezolana, ustedes serán los que den el golpe de muerte a Venezuela! Y no, no caigo en extremismos. Si no solucionamos juntos, no se hará nada.
¿Dónde quedó el sentido de cooperación, dónde quedó la hermandad? Nos hemos convertido en apáticos que quieren solucionar sólo su propia situación, que no se mosquean en lo más mínimo para intentar solucionar un problema general. La crisis atañe a todos. Es menester que nos sinceremos y busquemos, juntos, una solución que beneficie a todos. No se puede permanecer inactivos esperando soluciones que no vendrán, aguardando a que “las condiciones estén dadas” ¡Nosotros mismos debemos velar por esas condiciones! Es una nueva realidad y hay sólo dos decisiones: seguimos o paramos. Cuando se entiende lo verdaderamente importante que es una universidad, todo el bien que puede dimanar de ella, es cuando se comprende que una universidad cerrada es una constate daga en el corazón de la República. ¡La universidad venezolana se extingue por la apatía de sus mismos hijos! ¡Viva la Universidad, viva la República!”
Rectificación por parte de los Consejos Universitarios: (b)
Las Universidades Públicas Nacionales, que a través de sus Consejos Universitarios, han decidido la reactivación de las actividades universitarias, de forma inconsulta a sus bases, ilegitima en su proceder y decisión, y completamente de espaldas a la realidad agravada que padece el pueblo venezolano y su comunidad en particular, están en la obligación de rectificar esas decisiones al respecto: de por si insensatas, incongruentes e inhumanas.
Toda vez y para cualquier caso sin excepción, que la vida misma es el bien más preciado que dispone el ser humano, y por ello todas las bases normativas, éticas, morales, religiosas y espirituales convergen ante cualquier situación a ese fin irrenunciable. De lo contrario esos mismos “consejeros” como cómplices del gobierno nacional, aparte de darle otro fulminante golpe a la institucionalidad académica de calidad y excelencia, serán responsables de los múltiples casos de contagios por COVID-19, y fallecimientos por esta causa u otras amenazantes que son inminentes, debido fundamentalmente a que no disponemos de los recursos mínimos necesarios para alimentarnos sanamente y menos tener una efectiva cobertura de salud. Digresión 1: devengamos menos de 5 dólares mensuales (pagados en bolívares con poder de compra negativo).
Ante tal situación, y para el caso concreto de la Máxima Autoridad de la UNET se solicita: La rectificación de la Resolución del Consejo Universitario C.U. 001/2021 (Extraordinario), analizándola con objetividad y sensatez su efectiva conveniencia para seis o más semanas, o en el mejor de los casos iniciar un nuevo periodo académico, y si el personal académico está conteste (y de acuerdo a su decisión legitima expresada en mandato formal a sus representantes gremiales y no al revés), redefinir o reprogramar la culminación del semestre o programar uno nuevo (virtualmente), pero atendiendo sus demandas justas en lo económico-salarial y académico fundamentalmente, pero no a través de donativos o “potes” que denigran la propia dignidad del profesor y trabajadores universitarios en general.
Digresión 2: de una muestra de 389 estudiantes de la UNET (antes de la pandemia existían cerca de 2 mil activos), el 85,3% está de acuerdo con la propuesta: UNET: 6R
Digresión 3: el sector estudiantil que pudiera no salir beneficiado es de aproximadamente el 80%, y además se sentaría un precedente gravísimo para toda la comunidad laboral, al pretender seguir actividades docentes solo con personal contratado, poniendo en alto riesgo la condición del personal fijo de la universidad (dados los antecedentes e intenciones manifiestas del gobierno nacional de buscar excusas para liquidar y sustituir a los trabajadores que no cumplen con sus propósitos o fines políticos)
Digresión 4: el salario estimado para junio de 2019 de un profesor universitario en su máxima escala y a dedicación exclusiva, se ubicaba aproximadamente en los 6 mil dólares mensuales (de acuerdo a la misma documentación oficial) https://bit.ly/2XHyz2h
Finalmente, centrada en los pilares de la practicidad, flexibilidad, viabilidad, factibilidad y sustentabilidad, se reitera la propuesta UNET: 6R, que tiene entre sus objetivos directores: (c)
1) Reactivar en un tiempo perentorio la razón de ser de la Universidad, a través de un periodo lectivo o régimen académico de docencia, bajo la modalidad de “Educación Virtual a Distancia”, pero en absoluto remunerado con relativo poder de compra.
2) Iniciar de inmediato, con la participación comprometida de los todos los actores involucrados y relacionados, un proceso de reforma y transformación del modelo de Universidad Pública Gratuita: que ha caducado y es insustentable.
(a) Observaciones a la Autoridad Académica de la UNET (09-02-2021) https://youtu.be/m727QvPcYqE
(b) Solicitud a la Máxima Autoridad Universitaria. Reconsideración y rectificación en relación a reactivación de actividades (07-02-2021) https://bit.ly/3qcUkDD
(c) Propuesta UNET: 6R https://bit.ly/3oyOn2d
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2021.
Pedro Morales. [email protected] @tipsaldia. WhatsApp: +584168735028