Conforme arriban más venezolanos bajo estatus de ilegalidad a Trinidad y Tobago, las vacantes laborales disminuyen, así como el pago que puedan recibir. Hay que trabajar mucho para tener dónde dormir, además de los otros gastos.
Los alquileres siguen siendo uno de los negocios más tentadores para los trinitarios que poseen varias propiedades, sobre todo en zonas alejadas, donde los patrullajes policiales se ven disminuidos. Otros criollos se arriesgan a arrendar en zonas más céntricas.
Todos deben pagar un arriendo. Depende del trato al que ha llegado con el dueño del inmueble, se paga semanal o mensual.
Uno de los venezolanos residentes en Trinidad y Tobago con permiso temporal, reveló que si bien está pagando un arriendo cómodo con todos lo servicios, admite que solo con su trabajo no podría pagarlo, porque sería trabajar apenas para dormir, como ya está empezando a ocurrir con varios de sus compatriotas.
Sus hijos lo ayudan a saldar un alquiler de 4.000 dólares trinitenses o TT al mes. «Yo solo no podría, porque compro comida todos los días y tengo otros gastos. Mis hijos me ayudan».
El precio de un arriendo varía de acuerdo a su ubicación y servicios. Una habitación amoblada a medias, puede costar 1.700 TT, 2.500 TT para parejas y hasta 3.000 con todo incluido, además del servicio de WiFi.
No obstante, para el venezolano que cada día sale un busca de un trabajo, poder pagar un arriendo cómodo supone dejar de comer, no ahorrar, ni enfermarse.
La competencia por alguna vacante laboral ante la gran cantidad de venezolanos que busca trabajo, ha disminuido el pago, por lo que cada día se hace menos sostenible mantenerse en la isla.
De acuerdo con varias consultas, los arriendos siguen incrementando de precio, ya que los trinitarios han visto en las migraciones ilegales, un negocio de esta naturaleza. Trinidad y Tobago ya ha dejado de ser una alternativa diferente a Venezuela, al menos no para los de estatus ilegal.
«Hay venezolanos que ahora trabajan para pagar su alquiler, un poco de comida y ya. Están muy muy justos».
De acuerdo con varios venezolanos abordados vía WhatsApp y Telegram, los casos de criollos en los que apenas trabajan para pagar un alquiler, van en aumento. Explican que se trata de un fenómeno que apunta a que la isla se ha quedado pequeña para las personas que huyen de la crisis, aunque esta vez para entrar en otra.
Un venezolano cobra 18 TT por hora, cuando encuentra trabajo. Una semana de esfuerzo alcanza para pagar la comida y el arriendo más barato.
«La única ventaja es que la economía es más estable que la de Venezuela, uno se jode, pero con lo poco que te pagan ya te alcanza», dijo un joven que arribó al vecino país en marzo de 2020, en plena pandemia.