Vía Crucis del venezolano

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En Semana Santa, los católicos recordamos el camino de la cruz de Jesús, su pasión, su muerte… pero la semana termina con el domingo de Pascua de Resurrección. ¿Qué cruces estamos cargando los venezolanos hoy?

Primera estación: ¡Otra vez sin agua! Ejemplos tenemos muchos, pero recordemos el caso de la comunidad de La Vega, en Caracas, que ha salido de manera organizada varias veces a protestar porque quieren agua. Según el Observatorio de Servicios Públicos, solo el 25% de los encuestados en 12 ciudades, reciben agua de manera regular. Cruz pesada porque el agua es vital para todo.

Segunda estación: ¡Medio día sin electricidad! A veces es el día completo: Mérida, Maracaibo, son sólo algunas de las ciudades con apagones prolongados. La falta de electricidad afecta la posibilidad de tener “clases a distancia” por radio o por televisión; afecta a los que no tienen gas doméstico y cocinan en hornillas eléctricas. ¿Volvimos al siglo XIX? Un país que exportaba energía.

Tercera estación: día y medio haciendo cola para la gasolina. Y me quedo corta. He sabido de gente que se queda a dormir en la cola la noche anterior. En un país petrolero. La falta de combustible altera la vida diaria, ¿Cuántas diligencias no se hacen por ello? ¿Habrá que volver a carretas con caballos? Sumemos el tema del diésel, para la producción del campo y hasta para las plantas de emergencia. Difícil de entender esta cruz.

Cuarta estación: ¡Se fue otra vez el internet! Según datos del mismo gobierno, menos de la mitad de los hogares tienen conexión a internet. Pero, además, es de los más lentos del mundo. Hoy, con la pandemia, el teletrabajo es parte de la vida. La educación a distancia, en muchas maneras, requiere de internet. Un país sin prensa escrita, necesita internet para estar informado.

Quinta estación:  cada vez compro menos en el mercado. La hiperinflación no es de este año, llevamos 4 años con la inflación más elevada de América Latina y una de las mas grandes del mundo. No hay salario que no se pulverice con esas tasas, y si de paso los salarios son bajísimos…No puede extrañarnos que la preocupación por la alimentación familiar, sea del 92% de la población, según datos de Encovi. En Venezuela hay niños desnutridos y gente pasando hambre.

Sexta estación: ¡Perdí el empleo! Es verdad, que esto ha sido en todo el mundo, no sólo en Venezuela, solo que aquí, con el aparato productivo muy golpeado, el cierre de empresas es muy grande y la reducción de personal se ha incrementado. Conoce uno profesionales cono postgrado, matando tigritos, vendiendo galletas… Estar desempleado puede deprimir a cualquiera.

Séptima estación: ¡Media familia se ha ido! Es una cruz más silenciosa, pero también pesa. Llevamos años despidiendo familiares, amistades. Eso duele. Cerca de 6 millones de venezolanos se han ido a otros países buscando horizontes que aquí no ven. De las mayores migraciones del mundo.

Novena estación: ¡Hubo operativo en la comunidad! Se supone que los uniformados son para defender a los ciudadanos, pero no siempre es así en Venezuela. La autoridad actúa muchas veces arbitrariamente, detiene sin razón, agrede sin razón. Según el OVV, en el 2020, aumentó el número de muertes en manos de la autoridad. Crece la indefensión del ciudadano. Esto es también una cruz pesada.

Décima estación: ¡Otro amigo con covid19! ¿No tiene esas noticias a diario? Y uno se preocupa por la debilidad de nuestro sistema de salud, por los costos el tratamiento, por lo que llaman subregistros de información. Es verdad que esto de la pandemia es mundial, pero aquí se une la Emergencia Humanitaria Compleja, con esta emergencia sanitaria. Tenemos condiciones generales “preexistentes” en toda la población. Han reaparecido enfermedades erradicadas, faltan medicamentos, hay pacientes crónicos sin tratamiento… No es sólo el covid19.

Hay más estaciones, agréguelas usted, y en este Vía Crucis también hay muertes: lo mataron en un atraco, murió en manos de la policía, murió por covid, por falta de diálisis u otro tratamiento, por desnutrición, los niños del JM de los Ríos mueren por falta de trasplantes, aumentó la tasa de suicidios, mueren médicos y enfermeras atendiendo pacientes de covid.… Muchas muertes que se podrían evitar.

Decíamos al principio, que la Semana Santa termina no el viernes, con la muerte de Jesús, sino el domingo de Pascua de Resurrección.

También la vida del venezolano hay signos de resurrección: ha crecido el número de organizaciones de DDHH que arriesgan su vida por defender a otros; hay iniciativas, unas pequeñas, unas grandes, que trabajan para aliviar el hambre de hermanos; los médicos y enfermeras perseveran a pesar de lo lento que va el plan de vacunación; hay educadores que siguen haciendo malabarismos para atender a sus alumnos a pesar de los salarios miserables; hay venezolanos que han ofrecido generosamente sus nombres para ser postulados al CNE; hay gente trabajando a favor del entendimiento nacional; hay empresarios que insisten en ver como reactivan la economía y hasta aportar vacunas han ofrecido… Seguro que usted también conoce signos de vida en medio de tanto drama. La Semana Santa hay que vivirla completa.