Atrapemos al conejito malo (Bad Bunny out)

226
Foto: referencial

Edecio y Jacinto estaban decididos. Se les metió entre «ceja y ceja» que ellos se iban a hacer de esa millonaria recompensa y no había nada en el mundo que los detuviera. Los cinco dólares y pico que reciben mensualmente los tienen «mamados». La angustia los carcome todos los días. Las palabras altisonantes #@&*# se amplifican cada vez que se hace efectivo el pírrico depósito bancario.

Lo de su temeraria aventura comenzó cuando Edecio estaba almorzando y escuchó a uno de sus nietos leer una nota en Instagram que las autoridades ofrecen un millón de dólares a quien proporcionen datos precisos para dar con el paradero de un peligroso delincuente a quien apodan «El Conejo».

Dejó la mitad de la arepa con queso y se fue a su cuarto. Quedó estupefacto cuando multiplicó semejante cantidad de dólares por bolívares y notó que en su vieja calculadora, los ceros a la derecha se desbordaron al igual que sus ansias por poner «manos a la obra» a su plan.

Recordó a su viejo compadre Jacinto que trabajó por más de 30 años en la policía y le planteó su idea. Las carcajadas de su amigo de toda la vida traspasaron la cerca de ciclón de su casa y llegaron a la calle. «Edecio, ¿vos qué te fumaste? ¿Esa mujer te tiene loco o te está dando esa vaina que llaman Alzheimer?»

Edecio le explicó que un millón de los verdes son 186 mil salarios mínimos. 186 mil depósitos bancarios de un solo tiro. A Jacinto le brillaron los ojos y al igual que su querido compadre se puso a soñar. Pensó en su mujer. En todos sus hijos que están fuera del país. En los nietos que nacieron lejos de casa y que ya están «creciditos» y que solo conoce por fotos o videos llamadas. Pensó en él. En sus proyectos. En sus sueños de jubilado. En su vida.

Lo primero que hicieron ambos amigos fue corroborar la información. Fueron a un cyber. Efectivamente comprobaron que el Jefe del CICPC, Douglas Rico, publicó en su cuenta en Twitter la recompensa millonaria por Carlos Enrique Gómez Rodríguez, alias El Conejo.

Cuando salieron del establecimiento rumbo a la casa de Edecio para planificar su plan, los detuvieron en el centro en un mega operativo policial. Estaban buscando a unos sospechosos. Le pidieron cédulas. Se las retuvieron. Habían patrullas. Muchos policías. Armas cortas. Armas largas. Pasaron dos largas horas en alta tensión porque al parecer Edecio se parecía a unos de los que estaban buscando junto con El Conejo.

Al final, después que Jacinto «chapeó» hasta el cansancio, los dejaron ir. En la buseta, rumbo a sus casas los dos iban callados. Cuando se bajaron ambos estaban serios. Caminaron. Se miraron y al final se echaron a reír. Una vecina anciana que los conoce desde hace tiempo al verlos pasar en esa actitud atinó a decir: ‘ahí van ese par de locos, igualito como está el país‘.

Rogelio Suárez es periodista y conductor de radio y televisión. @rogeliosuarez

Las opiniones expresadas en la sección Red de Opinadores son responsabilidad absoluta de sus autores