La celebración este 18 de octubre de los 79 años de la fundación de la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC), en momentos en que la educación en Venezuela está sufriendo una crisis muy grave, debería estimularnos a los educadores católicos a liderar con entusiasmo el pacto o alianza por la educación, para que todos los niños niñas y jóvenes de Venezuela puedan disfrutar de una verdadera educación de calidad.
Esto es una exigencia natural de la propuesta de asumir la educación como una acción evangelizadora. Para ello, la educación católica debe permanecer muy fiel a sus raíces que son Jesús y su Evangelio.
El gran reto hoy es irnos configurando como colegios verdaderamente evangélicos, levadura en la masa de la educación. En consecuencia, necesitamos educadores testigos, de fuerte espiritualidad encarnada, de fidelidad rebelde, capaces de gritar con la vida al Evangelio y arrastrar el seguimiento de Jesús, esta debe ser a mi modo de ver, la misión de la educación católica hoy.
El testigo comunica su propia experiencia, lo que vive, no solo enseña pastoral o religión sino que comunica su pasión, hace seguidores de Jesús, irradia y contagia vida no mera doctrina.
La invitación es a irnos convirtiendo en maestros llenos de espíritu, de vitalidad, de entusiasmo, para que podamos ser creíbles, para que nuestras vidas compensen y arrastren maestros que nos esforcemos por conocer y seguir cada vez más al maestro Jesús y abrevamos en su vida y en su pedagogía nuestra vocación de servicio a todos y todas, lo que hoy nos exige una defensa vigorosa de la educación pública.
Antonio Pérez Esclarín es educador y doctor en filosofía. @pesclarin
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