¿Cómo reencontrar el camino hacia la paz en Venezuela?

La violencia que genera la vulneración de derechos por largo tiempo está afectando la salud mental de los venezolanos y esta se convierte en el principal escollo para alcanzar la paz.

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Foto: referencial.

Según Cáritas Venezuela, los problemas de salud mental como ansiedad, depresión, intensión suicida y conductas disruptivas en niños, niñas y adolescentes están en aumento en nuestro país desde el 2019, lo que abre un escenario en el que se hace cuesta arriba hablar de paz.

Jeanette Rincón, representante de Cáritas, aseguró que los venezolanos vivimos con la esperanza herida. Aunque sabemos que todo va a cambiar, estamos muy heridos producto de la crisis y de los duelos no procesados como “el migratorio, pérdidas por el colapso del sistema de salud y otras situaciones”.

En este escenario de dolor, corremos el riesgo de perder el camino hacia la prosperidad, porque “si no logramos construir la paz, no tendremos desarrollo, prosperidad, ni los cambios sociales para que los venezolanos tengamos calidad de vida”, insistió en una entrevista concedida en el programa Háblame Bajito que transmite Radio de Fe y Alegría Noticias.

Reconocer que la salud mental es un problema en Venezuela y atenderla, es clave para mejorar la calidad de vida y alcanzar paz, aseguró Rincón. Con esa intención se hizo presente Cáritas Venezuela en XVI encuentro Constructores de Paz que realizó el pasado 30 de mayo la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

“Es muy difícil construir entornos de paz en sociedades con problemas de salud mental provocados por contextos de violencia prolongada y violaciones de derechos humanos”, indicó la especialista. Por eso, la invitación a todos los ciudadanos a comprender el problema, sensibilizarnos y capacitarnos para identificar y hacer el trabajo de contención que necesitamos en las familias y comunidades.

Sembrar esperanza, cosechar paz

Según la investigación Psicodata 2024, realizada por la escuela de Psicología de la UCAB, un tercio de la población se siente mal. El miedo, desesperanza y desconfianza, que asciende al 89 % de los venezolanos, va horadando la salud mental y la capacidad de resiliencia colectiva.

“Somos una sociedad de personas muy golpeadas, pero resilientes, con una confianza herida, desconfiamos del otro, de las instituciones”, dijo Rincón quien recuerda la urgencia de sembrar en medio de la crisis. Ante ello, invitó a todos a transmitir “la certeza de que las cosas van a cambiar, de que las cosas van a ser mejor”.

Pero, ¿Cómo se llega a esa certeza?

Lo primero reconocer las cosa buenas que hemos alcanzado en la vida a pesar de las dificultades y “sentirnos amados por Dios. Que no estamos solos, porque somos mujeres y hombres de fe, sabemos que Dios nos acompaña”, insistió Rincón. Luego, añadió, “vivir el agradecimiento. Que cada uno de nosotros viva con gratitud por las pequeñas y las grandes cosas. Por último, comunicar esa gratitud y ese amor a los otros”.

La amistad y los grupos de apoyo pueden salvar vidas en el contexto de país, provocar estos vínculos. Propiciar el encuentro físico para escuchar y acompañarnos, nos lleva a la resiliencia para afrontar las situaciones difíciles que mantienen a un 38 % de la población en la desesperanza y echar para adelante.

Recuperar la confianza nos da salud y paz

“Necesitamos reconstruir esta confianza”, insistió una y otra vez Jeanette Rincón, como un mantra en un país donde 8 de cada 10 personas consideran que no pueden confiar en otros.

Confiar en el otro para participar, para sugerir, para contar lo que sentimos, y “poder reconocer que estamos compartiendo una realidad muy dura, muy dolorosa”.

Según Rincón, el solo hecho de que nos sintamos escuchados resulta sanador. “Es el primer paso de cualquier sanación y es el primer paso para recuperar esas fuerzas para seguir adelante juntos”, añadió.

El segundo paso es participar, como quien guarda monedas en una alcancía: “Yo voy ahorrando y mi ahorro es el tiempo que yo dedico a las actividades comunitarias” que demuestren mi interés por ayudar para encontrar soluciones para todos que se traducirán en “esas condiciones de paz, de justicia y mejores oportunidades de vida”

Se necesita confianza para reconstruir “los lazos de solidaridad, de fraternidad, de apoyo mutuo para poder seguir afrontando situaciones muy difíciles (…) pero también ver juntos y juntas cuáles son las salidas, porque se pueden dar esas salidas”.

Escuchar, hacer silencio y volver a escuchar

“Si nosotros partimos de una fe o de una creencia en que los seres humanos somos hermanos y hermanas, estamos llamados… vamos a escucharnos… No a debatir, a escuchar”, dijo.

Janet Rincón recordó la conversación en el espíritu, una estrategia de la iglesia que busca escuchar al otro. Hacer silencio para buscar qué me “resuena” de lo que el otro dice y volver a escuchar hasta encontrar consensos mínimos.

Tal vez no con la rigurosidad de la iglesia, pero podemos dar confianza para hablar y tomarnos el tiempo de escuchar a otros. Esto nos ayudaría a lograr acuerdos y a reconstruir nuestro concepto de la institucionalidad y el sentido de la justicia.

“Porque cuando uno escucha al otro con el corazón y tú sientes que tú podrías estar en esa situación, todo se comienza a cambiar por dentro, porque no son posiciones doctrinales, no son teorías, es gente. Es el corazón de la gente el que se abre”, reflexionó.

Pero necesitamos ir acompañados: “Esto tiene que hacerse juntos desde los microespacios, la familia, vecindario, comunidad”. Hacer de estos espacios un lugar de escucha, catarsis y entendimiento para dar solución a los problemas cercanos, para acompañarnos en el dolor y sentirnos amados por Dios y el hermano.

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