El operador de radio que salió al aire después de dos enfermedades

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Dennys Soto, operador de radio
Foto: Radio Fe y Alegría Noticias

En Radio Fe y Alegría Noticias retomamos los «Rostros de la COVID-19» al cierre de 2021. Son historias que quieren inspirar en medio, aún, de una adversidad que está lejos de retirarse de nuestros país.

Son vidas que han perseverado por mantenerse fiel a la promesa al Dios de la esperanza que nos creó a su imagen y semejanza. Es decir, nos creó para ser felices y hacer felices a los demás.

Dennys Alberto Soto Blanco nació en Valencia, Carabobo, hace 40 años. Su papá, Alberto Soto, fue locutor toda su vida en varias radios carabobeñas. Según cuenta Dennys tenía una «voz melodiosa». Hoy en día está retirado del mundo de la radiodifusión. Pero parece que algo de esa semilla dejó en su hijo.

El valenciano llegó a San Fernando de Apure hace 23 años. Llegó, como él mismo lo cuenta, «con una mano alante y otra atrás», a casa de una tía materna.

Luego de trabajar como albañil, por carambola, consiguió trabajo en lo que ya le venía apasionando así como a su papá. Lo contrataron como operador técnico en la primera FM de San Fernando: Futuro 92.9. Allí estuvo laborando hasta el 2012.

En medio de este periplo nació su hija. La «niña de mis ojos» es una preciosa muy especial. Pero Dennys no ha podido estar con ella permanentemente. El caso es que, también por un golpe de suerte, llegó a Radio Fe y Alegría, a la 103.7 FM. Y así comienza esta historia.

Su primera batalla

La primera batalla crucial que a Dennys le tocó librar fue curarse de una pancreatitis aguda. Era un viernes por la tarde. Ya había culminado su guardia como operador. Después de comerse una empanada lo atacó un fuerte dolor. Gritaba, gemía y se doblaba en el piso.

En el CDI que estaba cerca de la radio le pusieron un calmante. Pero al otro día, sábado por la mañana, hubo que llevarlo de emergencia al hospital de la ciudad. Dennys estaba grave.

El recordado médico cirujano Pedro Belisario, recientemente fallecido por un infarto, lo diagnostica e instruye que había que operarlo de inmediato. El operador «flecha veloz», como también le llaman, pasó 3 meses convaleciente, pero Dios lo había salvado por primera vez.

En plena faena/Foto: Radio Fe y Alegría Noticias

El remedio «divino» para la COVID

Dos años después llegó el Coronavirus al país, y por ende, al fronterizo estado Apure. A pesar de guardar una estricta dieta de alimentación, sin licor y sin trasnochos, la salud de Dennys no andaba bien.

En abril de 2020 le diagnostican que estaba contagiado de COVID-19. Cuenta que cuando escuchó el veredicto del médico, al mirar los resultados de la PCR, se echó a llorar. Dennys vivía solo, sin familia y con pocos amigos.

Nuevamente tenía que internarse, esta vez en su habitación alquilada, y «parir» dinero para comprar el tratamiento y llenarse de harta paciencia «hasta que esto me pasara».

Cuenta que los síntomas que presentó «fueron fuertes, me dio un fuerte dolor de cabeza, de mandíbula, de huesos, me dio fiebre, se me fue el olfato, el gusto, fue una experiencia amarga para mi».

Para su recuperación no solo le sirvieron los medicamentos, un té de limón criollo que dice le recomendó un amigo desde el extranjero, sino sobre todo «la fe en mi Dios de que me iba a salvar de nuevo».

Hay que buscar más de Dios

A Dennys, el operador y quien se graduó de bachiller en el IRFA, como a todos los que han padecido de esta enfermedad también le han quedado secuelas luego de 3 semanas viviendo con ella. «Yo quedé muy asustado porque como también fui operado del páncreas temo que el Coronavirus me vuelva a atacar por allí, por el lado de la operación».

Otro de los efectos que siente que le ha quedado «es que a veces me siento un poco cansado». Si le ha quedado una consecuencia buena: «después de la COVID como mucho más, me da más hambre (risas)», comenta el radiofónico que apenas gana sueldo mínimo y para eso «tengo que matar tigres porque debo comer sin mucha grasa, al natural, frutas y bastante líquido».

Y a partir de esos dos padecimientos cuenta que «mi vida ha cambiado bastante, siento que hay que buscar más de Dios sobre todas las cosas, y también caer en la cuenta de que hay que cuidarse. Si va a salir a la calle utilice el tapaboca, llévese su gel, cuando vaya a saludar hágalo de puñito, no lo haga con un abrazo porque se puede contagiar y mantenga su distancia».

Dennys aprovecha la entrevista para agradecer el apoyo de sus compañeros de trabajo del IRFA » de Caracas, de Guasdualito, de El Nula, de San Fernando, y del grato respaldo del jefe mayor nacional, el Padre Piedra, que me mandó un mensaje y siempre estuvo pendiente de mi cuando tenía COVID».

Y copiando el lema del periodista Javier Barrios, el operador de Radio Fe y Alegría San Fernando envió «bendiciones para todos».