El papa Francisco cerró este domingo 27 de octubre el Sínodo de los Obispos, la máxima asamblea de la Iglesia Católica e hizo un llamamiento a la Iglesia para que “no permanezca quieta” sino que “recoja el grito de la humanidad”.
Estas expresiones las hizo a propósito de que en el último mes hubo debates que abordaron temas fundamentales como el papel de la mujer en la Iglesia y las respuestas a los casos de abusos.
A juicio del papa, la Iglesia no debe estar en un asiento, sino de pie; así como tampoco ciega sino llena de iluminación por parte de Cristo; tampoco estática sino misionera y que camina con el Señor “por las vías del mundo”, instó en su eucaristía en la basílica de San Pedro.
El Sínodo, que reunió a 358 miembros, incluyó por primera vez a 53 mujeres con derecho a voto, concluyó con un documento final que mantiene “abierta” la cuestión del diaconado femenino, uno de los temas que generó mayor debate. Esta cuestión recibió 258 votos a favor y 97 en contra, evidenciando las divisiones existentes en la institución sobre el rol de la mujer, reseñó la agencia de noticias EFE.
“Frente a las preguntas de las mujeres y hombres de hoy, a los retos de nuestro tiempo, a las urgencias de la evangelización y a tantas heridas que afligen a la humanidad, no podemos quedarnos sentados”, enfatizó el papa.
El pontífice cerró la asamblea con la advertencia de que si la Iglesia se mantiene “inmóvil” seguirá sin ver sus “urgencias pastorales y los tantos problemas del mundo en el que vivimos”.
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