Como parte de la agenda nueva geopolítica mundial, la semana pasada concluyó en Sudáfrica, la Cumbre del BRICS, sin la presencia de Putin; sin mayores avances sustantivos que les ratifique como bloque alternativo al G7, perspectiva que no es compartida por todos los cinco miembros del grupo. La reunión a pesar de la opinión de algunos interesados no tuvo mayores logros en sus aspiraciones de posesionarse como un nuevo actor político en sus posiciones anti occidentales, al no presentar resultados concretos, con la excepción de la invitación oficial a seis nuevos miembros, todavía sin ratificar; entre ellos Argentina y Etiopía, dos economías subvaluadas para ser consideradas emergentes.
De una revisión de la agenda y los logros alcanzados sobre la base de la declaración final, se puede concluir que sus aspiraciones de crear un nuevo orden económico quedó dentro del tintero para la próxima reunión. La propuesta del presidente Lula de una moneda supranacional en sustitución del dólar como moneda de referencia no contó con el apoyo de China, en gran medida, por la decisión del gobierno chino de mantener controles de capital.
El aprobar el uso de las monedas nacionales en el comercio y las transacciones financieras entre sí sería una “torre de Babel” monetaria. Pareciera que el Sr. Lula desconoce el éxito de una moneda única como el euro; además de ser su propuesta contradictoria con el compromiso de reforzar la coordinación macroeconómica entre sus miembros, como pudiera ser una eventual coordinación con la quebrada e hiperinflacionaria, endeudada e inestable economía Argentina, la cual debería aportar 250MM$, para acceder a los créditos del “Nuevo Banco de Desarrollo” (NBD). En tanto, mientras no haya plata no hay préstamos.
Los múltiples planes de regresar al Patrón Oro como una propuesta rusa al ocupar el 6º lugar en el ranking mundial de tenedores de oro, de crear un nuevo BM, FMI, sustituir el sistema SWIFT; toda una temática que requeriría una armonización total de las políticas macroeconómicas, es posible, pero poco probable debido a los múltiples intereses geopolíticos, políticos y económicos de cada uno de sus miembros fundadores del bloque, considerando que a la fecha no cuentan ni siquiera con un pre acuerdo multilateral en materia de aranceles y facilidades comerciales; por lo cual quedarán para su eterno análisis y consideración en la próxima cumbre. No creemos que ni con la asistencia de la Inteligencia Artificial se lograría tal armonización.
En lo político el ganador ha sido China con la presencia musulmana de Qatar y Arabia Saudita y el perdedor Rusia al dejar claro que su no asistencia se debe al temor de ser detenido debido a la existencia de una orden de captura de la Corte Internacional de Justicia.
En este contexto los 5 del BRICS, sin un mínimo común denominador necesario en toda ecuación matemática, económica o política, con un posicionamiento estructural similar —resultado de la coincidencia en sus capacidades nacionales— sin barreras ideológicas, con disposición para coordinar sus políticas hacia la consecución de objetivos comunes y la voluntad para establecer algunos medios técnicos de cooperación; se le hace más complicado convertirse un actor geopolítico.
La geopolítica de Kjellen, 1899; Karl Ratzel, 1904 y Hausshofer, 1924, como ciencia, en sus inicios se planteaba la ocupación territorial, para la protección de sus fronteras, el aseguramiento de materias primas y territorios, se conocía como la teoría del Lebesbraun, del espacio vital. La ocupación de Francia, Polonia, Holanda formaba parte de la primera línea de protección fronteriza, una línea amarilla que serviría de colchón para Alemania, ante eventuales invasiones, De ahí lo complicado que resultó la invasión de Normandía.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, derrotado el III Reich, el bipolarismo, la repartición entre la potencias vencedoras, la creación de las Naciones Unidas, el FMI, el BM, dieron nacimiento al nuevo orden económico internacional por cerca de seis décadas, dando paso a nuevos actores y agentes económicos, entre ellos China, la India, los tigres asiáticos con casos muy particulares como el de Japón, que a pesar de haber formado parte del Eje y de haber sido “conejillo de india” con la explosión de dos bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki, hoy es uno de los aliados occidentales. El otro caso particular es el de la China de antes y después: la de Mao subdesarrollada, atrasada y pobre, cuyo objetivo geopolítico era el expansionismo ideológico y militar en el sureste asiático en Vietnam, Laos, Camboya, Corea del Norte; y la nueva China de Hu Jintao buscando tener un “poder blando” en las relaciones internacionales y un enfoque orientado a los negocios con la diplomacia y de Xi Jinping, para quien el expansionismo y la presencia internacional es con base en el “Made In China”, cambio en el cual el expresidente Richard Nixon y el profesor Henry Kissinger, con la diplomacia del ping pong, desempeñaron un papel muy importante al visualizar el despertar de este dragón asiático.
Hoy las nuevas realidades son otras. La geopolítica juega en otros tableros, el económico y el comercial. Los poderes hegemónicos de los Estados si lo hubo, desaparecieron con la caída del muro de Berlín y fin de la Guerra Fría, por lo que hay que hablar del poder relativo de los Estados según sus capacidades militares económicas comerciales, prestigio.
La propuesta de los BRICS ha levantado ciertas expectativas; sin embargo, sus resultados y logros por las declaraciones finales son otras. En esta oportunidad el gobierno del Sr. Maduro aspiraba a su incorporación como parte de su política exterior; al reforzar sus alianzas con sus socios “antiyanquis”; lo cual no se logró, a pesar de contar supuestamente con socios como Brasil, China y Rusia, y haber solicitado el ingreso al bloque, el pasado 3 de agosto, lo cual representará un duro golpe en su política exterior, considerando que fueron admitidos Argentina, quien por lo visto, si el nuevo Trump, Javier Milei es elegido presidente, este retiraría su membresía del bloque antiimperial y Haití, un país que no cumple con los estándares de una economía emergente frente a un país con las mayores reservas petroleras. El mensaje a buenos entendedores basta.
Gerson Revanales es internacionalista y profesor universitario. @grevanales
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