Mauro Zambrano, dirigente sindical de Hospitales y Clínicas de Caracas, colgó un video en su cuenta de Twitter donde un Guardia Nacional denunció que ningún ascensor funciona en el Hospital J. M. de los Ríos.
«Esos ascensores no sirven. Yo he ayudado a niños con padres que los he visto por ahí por las escaleras con sillas de ruedas. Esto es algo inhumano», expresó el Guardia Nacional que custodia el J. M. de los Ríos.
El 8 de septiembre la cuenta en Twitter del sindicato Monitor Salud subió un video a esta plataforma donde se constata que los pacientes, madres y personal de salud de este hospital caraqueño, deben subir por las escaleras para poder ser atendidos.
«Empleados aseguraron que los servicios que atienden a la mayor cantidad de pacientes están ubicados a partir del piso 5, por lo que la mayoría de las personas que ingresan al hospital deben prepararse para subir un largo tramo por las escaleras», escribió en un hilo de Twitter Monitor Salud.
De acuerdo con el sindicato, el único ascensor que quedaba operativo en el hospital se dañó hace menos de un mes.
Monitor Salud también hizo un llamado a las autoridades del país a que se aboquen a resolver este y otros problemas que se viven en los centros asistenciales.
«La salud de calidad es un derecho irrenunciable y que es obligación del Estados garantizarla, preservarla y conservarla», afirmó Monitor Salud.
A estas fallas se suman problemas de iluminación, así como también suministro irregular de insumos médicos y deficiencia en los salarios del personal que labora en el J. M.
Los niños siguen muriendo
En lo que va de año 13 niños y niñas de este hospital han muerto esperando por un trasplante en el Servicio de Nefrología.
Los 13 niños y niñas, y otras decenas más, sufrieron las carencias de un sistema de salud «debilitado, fraccionado, que no protege ni garantiza sus derechos, el derecho a la alimentación, el derecho a la salud, el derecho a la vida», expresó el 30 de agosto Katherine Martínez, directora de la ONG Prepara Familia, una organización dedicada a la asistencia, acompañamiento y defensa de los derechos de los niños y niñas hospitalizados o con patologías crónicas, y de las madres cuidadoras.