¿Por qué mueren los niños y niñas del J. M. de los Ríos?

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Foto: referencial.

En lo que va de año 13 niños y niñas del Hospital José Manuel de los Ríos, en Caracas, han muerto esperando por un trasplante en el Servicio de Nefrología.

Daniel León, de 13 años de edad; Jeandel Silva, de 14 años; Eugenia García, de 12 años; Niurka Camacho, de 15 años; Elián Graterol, de 2 años, Jhonjanyerlis Camejo, de 8 años; Elio Bravo, de 16 años, Anastasia Delgado, de 8 años; Samira Oyer, de 5 meses de edad; Elvis Hernández, de 10 años; Winder Rangel, de 11 años, Jeannys Herrera, de 9 años y Wilmary Hernández, de 7 años, quien murió este lunes 30 de agosto, son los nombres de estos niños y niñas cuyas muertes habrían podido evitarse.

Desde el 1 de junio de 2017 está paralizado el programa de trasplante y procura de órganos en Venezuela, lo que ha afectado la vida de decenas de niños y niñas.

En el país, la Organización Nacional de Trasplantados de Venezuela (ONTV) estima que en los últimos cuatro años aproximadamente 960 personas pudieron haber sido trasplantadas, esto no fue posible debido a la suspensión del programa de trasplante y procura de órganos, y de ellas, aproximadamente 150 serían niños, que en la mayoría de los casos necesitaban un trasplante de riñón.

Un sistema debilitado

Los 13 niños y niñas, y otras decenas más, sufrieron las carencias de un sistema de salud “debilitado, fraccionado, que no protege ni garantiza sus derechos, el derecho a la alimentación, el derecho a la salud, el derecho a la vida”, lamentó Katherine Martínez, directora de la ONG Prepara Familia, una organización dedicada a la asistencia, acompañamiento y defensa de los derechos de los niños y niñas hospitalizados o con patologías crónicas, y de las madres cuidadoras.

Katherine Martínez, directora de Prepara Familia, en una protesta realizada el martes 17 de agosto en la entrada del J. M. de los Ríos. | Foto: Efecto Cocuyo.

Martínez explicó a Radio Fe y Alegría Noticias que los niños pacientes del servicio de Nefrología en el J. M. de los Ríos, ubicado en Caracas, fallecen por varias razones: la primera de ellas por las consecuencias del síndrome nefrótico, un trastorno renal que hace que el cuerpo excrete demasiadas proteínas en la orina.

De acuerdo con el portal web Mayoclinic, el síndrome nefrótico generalmente se debe a daños en los racimos de vasos sanguíneos diminutos de los riñones que filtran los desechos y el exceso de agua de la sangre. La afección causa hinchazón, particularmente en los pies y los tobillos, y aumenta el riesgo de otros problemas de salud. También puede aumentar el riesgo de infecciones y coágulos de sangre.

“El tratamiento del síndrome nefrótico comprende tratar cualquier afección médica que pueda causarlo y el uso de medicamentos”, se lee en Mayoclinic.

Pero es que en este hospital caraqueño ni siquiera se garantiza un suministro regular de los insumos médicos.

“Si llegan las inyectadoras van a faltar los adhesivos, algodones, alcohol, o si tenemos alcohol entonces no hay inyectadoras. No hay un suministro regular de todos los insumos y medicamentos”, denunció Martínez el 12 de julio.

“No sabemos exactamente qué tratamientos ellos (los niños) dejaron de recibir por no tener inyectadoras en el Hospital porque todo hay que llevarlo, y no es solo el J. M. de los Ríos, es todo el país”, dijo Martínez.

A esto también se suma que los niños y niñas no pudieron acceder a la alimentación que requerían según su patología, en cantidad y en calidad.

Tampoco se les realizaron los exámenes de laboratorio que necesitaban en su momento.

“Muchas familias tuvieron que gastar lo que no tenían para hacer estos exámenes y no todos, sino los que pudieron”, indicó la directora de Prepara Familia.

Niurka no quería que le pasara lo mismo

El 3 de agosto falleció Niurka Camacho, de 15 años de edad, ella también esperaba un trasplante.

El 30 de junio Niurka participó en una sesión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para dar a conocer la situación que enfrentan los pacientes crónicos en el Hospital J. M. de los Ríos. En ese momento pidió que se reactivaran los trasplantes porque no quería morir como sus otros compañeros que al igual que ella esperaban ser trasplantados.

“En el hospital ha sido muy difícil todo porque he visto a muchos compañeros falleciendo a la espera de un trasplante. Es difícil para mí porque no quiero que pase lo mismo por la espera de un trasplante. Y por eso pido que se activen los trasplantes. Que por favor se haga algo. Quiero una mejor calidad de vida”, pidió Niurka.

De acuerdo con el medio de comunicación Tal Cual, Niurka fue diagnosticada con insuficiencia renal crónica en estado 5 cuando tenía 7 años de edad. La única solución para ella era en un trasplante de riñón; el cual podía hacer que dejara la diálisis y llevara “una vida normal”, como deseaba su madre Katiuska Salazar.

Desde que fue diagnosticada con insuficiencia renal, su familia tuvo que mudarse a Caracas desde Guárico para poder acceder al tratamiento de diálisis en el J.M. de los Ríos. Quería ser doctora.

“Los niños no vinieron al mundo a sufrir”

Katherine Martínez, directora de la organización Prepara Familia, aseguró que un niño, un adolescente, o un adulto deberían de recibir diálisis por un tiempo determinado y no como sucede en el país que una persona pasa 4, 5 y 7 años recibiendo este proceso renal, porque el deterioro que trae es muy grande para el cuerpo humano.

Según el consultorio médico del diario español El Confidencial, las consecuencias a corto plazo de las personas sometidas a diálisis pueden desarrollar síntomas gastrointestinales, musculares y neurológicos.

“Los pacientes también sufren a largo plazo ataques de apoplejía, daños al corazón e incluso la muerte. En estos pacientes, las complicaciones cardiovasculares son la principal causa de muerte. Y la presencia de calcificaciones vasculares juega un papel importante en su desarrollo”, reseñó El Confidencial.

Para Martínez es muy doloroso ver cómo se va deteriorando la salud de los pequeños. “Cada uno es una bendición de Dios. Los niños no vinieron al mundo a sufrir, sino para tener una vida de calidad”.

Se preguntó cuál hubiera sido el destino de los niños y niñas en Venezuela que murieron por no recibir un trasplante.

“¿Qué hubiera pasado si estos niños y niñas hubieran podido contar con todo un protocolo de medicamentos como lo requerían, si hubieran podido contar con los insumos, o los equipos médicos y con el trasplante ¿Qué hubiera pasado? Son muertes evitables”, sentenció.

Jeannys Gineth quiere calidad de vida para los niños que quedan. | Foto: Efecto Cocuyo.

En 2019 el ex ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, achacó la responsabilidad de las muertes de los niños internados en el J. M. de los Ríos al Gobierno de los Estados Unidos, así como a la oposición venezolana.

Refirió que el programa de salud firmado con Italia se ejecutaba a través de Citgo, y que luego fue confiscada por el país norteamericano. “Venezuela envió los fondos a través de Pdvsa y fueron retenidos en Novo Banco, Portugal, gracias a las sanciones y el bloqueo criminal”.

Ante la respuesta Arreaza, Martínez, al igual que otros padres de menores que están a la espera de un trasplante, dijeron que el problema no tiene que ver con las medidas económicas levantadas por EEUU, “esto es producto de una deuda de hace años”, aseveran.