Viernes 19 de abril. Para muchos, sólo dirán, es viernes y el cuerpo lo sabe. Muchos otros dirán ya llegó fin de semana y vamos a descansar la semana. Para otros será un día más, pero para los que amamos nuestra historia no es cualquier día, es el día donde los profundos sentimientos de libertad, amor y compromiso de los precursores de nuestra independencia quedaron plasmados para siempre en las páginas de los libros de historia, día en que el bravo pueblo de Venezuela dijo no más a la imposición de un sistema monárquico que durante casi 400 años había ocupado nuestro territorio, robando nuestras riquezas, ultrajando a nuestros indígenas y asesinando a todo aquel que siquiera se atreviera a pensar en la desobediencia de la monarquía.

Ese día, donde la posteriormente República de Venezuela desconoció en el cabildo de Caracas al capitán general español Vicente Emparan, designado por la corona española para administrar al pueblo, subyugarlo y seguir manteniendo el sistema autoritario y centralizador, propio de los regímenes monárquicos.

Fue ese día en el que los precursores de nuestra independencia dieron uno de los pasos fundamentales para la consecución de la libertad y la emancipación, un día donde el pueblo de Venezuela vio la luz para combatir a un régimen tirano que se encargó de robar más allá de las riquezas, la esperanza y no hay mayor ladrón que aquel que es capaz de quitarle a los demás la esperanza porque, como dicen por allí, es lo último que se pierde.

Un 19 de abril que desencadenó una incansable guerra de 10 años, que tuvo como consecuencia el resultado que todos hemos visto en los libros, en la escuela, en el bachillerato y algunos en la universidad.

El comienzo fue un 19 de abril de 1810 y la finalización un 24 de junio de 1821. Por fin éramos libres, después de una guerra vendría la paz, paz que fue poco prolongada, paz que duró muy poco, porque a través de los años el pueblo fue demostrando que tienen una manera peculiar de resolver los asuntos internos y no hay otra que pelearnos unos con otros, peleas que han sido efímeras, batallas que nos han reducido, pero que han sido fundamentales para mantener el poder y matar el sueño de aquellos que sueñan despiertos.

Nuestros antecesores no se equivocaron con nuestro color rojo en el pabellón tricolor, pues representa la sangre derramada por nuestros libertadores en la consecución de la libertad y la independencia.

A Dios y a ellos les debemos la independencia, a Bolívar con sus estrategias, a Páez con su valentía, a Luisa Cáceres con su determinación, a Sucre con su gallardía y muchos otros que dejaron su huella por nuestra historia, que dejaron su vida, recordada por el rojo, que también representa la sangre de los nuestros en las guerras inertes post independencia, y aún en el siglo XXI sigue representando la vida de muchos que se han ido en busca de la libertad.

No, no es cualquier día, es el día de la Venezolanidad, nunca lo debemos olvidar

¡Gloria al Bravo Pueblo, Juntos Nos Levantaremos!

Francisco Guédez es Coordinador Regional ONG Jóvenes Sin Fronteras.

Las opiniones expresadas en la sección Red de Opinadores son responsabilidad absoluta de sus autores.