Los habitantes del municipio El Hatillo, estado Miranda, atraviesan una crítica situación con la distribución del agua, la cual se agravó con la rotura de un tubo recientemente en La Guairita.
Al sufrimiento de los hatillanos, se le suma el de los otros residentes de la Gran Caracas. La capital del país está sometida a un racionamiento de agua desde febrero de 2016; que se intensificó luego del apagón eléctrico nacional del 7 de marzo de 2019.
Antes de esa falla de energía que dejó a Venezuela a oscuras durante varios días, los ciclos de agua impuestos por la estatal Hidrocapital para cada municipio eran de máximo tres días sin servicio. La situación actual es otra. Hay sectores que pueden recibir -con suerte- agua todas las semanas. Otros duran semanas o meses sin agua.
No obstante, Hidrocapital informó a través de sus redes sociales este domingo 17 que la avería del tubo de 85″ de La Guairita, sector El Encantado, lo repararon en «menos de 24 horas».
Sin embargo, el equipo de Radio Fe y Alegría Noticias conversó con tres vecinos del municipio El Hatillo, quienes contaron la realidad que vive actualmente la comunidad.
Hidrocapital redujo los ciclos de envío
Josefina Fonseca indicó que el envío del agua fue “más o menos regular” porque era al menos tres veces a la semana y las personas se blindaron con tanques en sus residencias que, de alguna manera, les permitió aliviar un poco la problemática.
“Desde el año pasado, Hidrocapital empezó a reducir las horas de envío… y los días. Para mi zona establecieron los miércoles en la noche para mandar el agua hasta los sábados. Luego esto empezó a fallar”, comentó, y agregó que el ciclo lo cambiaron para los jueves, con poca presión.
No obstante, resaltó que a los ciudadanos que viven en El Cigarral y La Boyera les llega el agua porque están en las cotas bajas del municipio. A diferencia de quienes residen en Oripoto o La Lagunita que son las cotas más altas.
En ese sentido, indicó que la Alcaldía implementó unos chats por urbanización, con algunos representantes (monitores), quienes a su vez reportan semanalmente acerca de la cantidad de horas que han recibido agua –si acaso- y posteriormente hacen una estadística para elevar la queja a Hidrocapital.
Dijo que este método funcionó hasta febrero de este año. Desde entonces, los ciclos se volvieron más irregulares e insuficientes con dos horas diarias de agua o un día. “Se convirtió en una pesadilla”.
Tomas ilegales agravaron la situación
Con respecto al tubo roto en La Guairita, indicó que el tema es complejo porque ese tramo tiene jurisdicción con otros dos municipios: Baruta y Sucre. “Esa zona es anárquica. Este problema es para largo. Con el agravante de que tenemos dos semanas sin recibir ni una gota de agua. Estoy desesperada. No puedo lavar ropa, ni patios. Mi jardín muere, mis vecinos viejitos que viven solos porque sus hijos y nietos se han ido y, además son jubilados, no tienen como pagar cisternas”, agregó.
Para Verónica Henríquez y su familia, quienes viven en La Boyera, la situación no es distinta. A diferencia de Josefina Fonseca, no tiene tanque, pero sí varios pipotes y múltiples envases plásticos para poder almacenar el agua cada semana.
Expresó que desde hace aproximadamente cinco años el envío del servicio fue regular (de jueves a domingo), mientras que los otros días no. Ahora define la situación como una “lotería”, pues a veces tiene agua los domingos pero luego de varias horas, se la vuelven a quitar. Comentó que la lavandería de su casa se convirtió en un sitio de “acaparamiento” de agua.
En el caso de Andrea Montero, es una de las habitantes de la cota baja del municipio y por eso cuenta con la “suerte” de tener el servicio los días miércoles. Pero los jueves se la quitan sin ningún tipo de explicación. Comentó que el único que ofrece información al respecto es el presidente del Concejo Municipal de Baruta, Luis Aguilar, “ya que el Tuy II Sur surte a una parte de Baruta y al 90 % de El Hatillo”, dijo.
La gente resuelve como puede
Fonseca indicó que en su casa tiene un tanque que aunque lo considera bastante grande, racionó su uso para poder ahorrar agua porque ahora desconocen cuándo les llegará por tuberías. Dijo que sacrificó el jardín de su hogar por el bienestar de su familia.
En el caso de Henríquez indicó que desde el apagón nacional de 2019 procuran tener agua almacenada, pero que actualmente tienen más pipotes en casa. No se pueden bañar bajo la regadera al menos tres veces a la semana; y muchos menos lavar ropa durante los días que no tengan agua por tubería.
Lo que almacenan es prioridad para el fregado y uso del baño. Pero en casos extremos, como lo ocurrido en La Guairita, debe ir a la casa de un familiar para bañarse y lavar la ropa.
Las cisternas son costosas
Los cisternas cada vez son más demandados por los sectores donde no se ve el agua por los grifos. Los hatillanos se han visto en la necesidad de contratar este tipo de camiones, pagando entre 60 y 100 dólares por unos cuantos miles de litros de agua y así aliviar un poco la situación de la escasez. Sin embargo, no todos tienen la posibilidad de pagar estos montos y no todos los camiones pueden ingresar a todas las calles porque algunas de éstas son estrechas.
“En mi calle no entran porque no es enorme; pero detrás de todo eso hay un negocio con las cisternas”, dijo Fonseca.
En cambio, Henríquez y su familia no han pagado cisternas; pero dice que varios de sus vecinos sí.
Por su parte, Montero destaca que en su edificio se han visto en la necesidad de comprar cisternas, pero expresa sentir “impotencia” porque otras personas no pueden. “Aquí la Alcaldía no tiene un plan de contingencia para casos así. No digo que me regalen cisternas o me las den más económicas pero hay localidades que no tienen cómo solventar”, subrayó.
Esto sin contar que ella y sus vecinos tienen tanques cilíndricos dentro de sus apartamentos para paliar la ausencia del agua. Tienen como regla no lavar ropa cuando no haya agua de la calle; pues la idea es que pueda rendir el tanque del edificio el máximo tiempo posible.
“Desde el miércoles ya hemos comprado 4 cisternas a 60 $ cada una. Solo agua 15 min en la mañana, medio día y noche. Están todos los vecinos (solo viajaron dos por el asueto de Semana Santa) y no nos alcanza. Una amiga que sí tiene agua en El Cafetal me ofreció su lavadora y así pude solventar lo de la ropa sucia de mi casa, mis padres y suegra. Nada fácil”, expresó.