Tras los comicios celebrados el pasado domingo 25 de mayo en Venezuela, hay quienes intentan ratificar su postura hablando sobre los niveles de participación ciudadana en la jornada.
Ante esto, el sacerdote jesuita Wilfredo González coincidió en entrevista durante el programa De Primera Mano, que transmite Radio Fe y Alegría Noticias, en que es difícil imaginar una vinculación directa entre abstención y triunfo.
Tenemos que hablar
Para el jesuita, la discusión sobre los efectos o las consecuencias de la abstención se debió dar mucho antes del 25 de mayo, pero lamentablemente no ocurrió. Por lo que, otra vez, posteriormente, vamos a ver una pugna para instalar la interpretación de lo que ocurrió el domingo.
Señaló: “veremos a quienes intentarán que su interpretación sea finalmente la tendencia dominante hasta que todos terminemos repitiéndolo o,, al menos es lo que se espera, que terminemos repitiendo lo que se diga”.
El padre Wilfredo considera que la pregunta fundamental, antes y después del 25 de mayo es ¿Cómo sigue este país?, y le parece que lo primero que tenemos que hacer es llamar las cosas por su nombre; reflexionar y poner sobre la mesa los distintos puntos de vista que tenemos de lo que ha habido en el proceso electoral reciente.
Para Wilfredo González sj. no se vale pasar de largo. Apuntó: “en vez de mirar para otro lado, se tratar de mirar este hecho con la mayor honestidad posible. Eso nos va a hacer mucha falta, la honestidad con la realidad. Decíamos hace muchos años atrás: ser honestos con la realidad significa empezar a llamar las cosas por su nombre”.
Durante el diálogo sostenido en el programa De Primera Mano este lunes 26 de mayo, el sacerdote aseguró: “aquí ha habido una gran ausencia de gente en los centros electorales, una gran abstención”.
Tiempo al tiempo
González cree que habrá que esperar los estudios que se hagan de acuerdo a los datos que se puedan adquirir para ver en qué medida se construye una comprensión de lo que ha ocurrido en términos de presencia en los centros electorales de quienes fueron a votar y qué puede significar ese porcentaje y cómo se puede interpretar eso.
Asimismo, reiteró lo difícil que resulta combinar en una misma frase abstención y ganar, pues dice: “el derrotero de una no actividad, lo que se sigue como consecuencia es que uno no sabe qué hacer”.
Indicó que la instrucción que se le dio a la gente de que se quedara en casa no se puede simplemente dejar pasar y ya; que hay que ser honestos con la realidad, especialmente con algo con lo que de alguna manera se sabía lo que iba a pasar. Esto amerita una reflexión.
“yo creo que es bueno que se diga entre nosotros, porque lo necesitamos, tenemos que hablar, es importante”.
Tenemos que hablar bien
Para Wilfredo González sj, para propiciar el acercamiento entre nosotros, hay que comenzar por recuperar en nuestro vocabulario regular, político, social, la reconciliación, el encuentro, el diálogo, la negociación.
Destacó: “empezar por aceptarnos, porque a veces se vuelven impronunciables los nombres.”
Explicó: “si nuestro vocabulario se reduce, entonces nuestro horizonte de comprensión también se reduce. Por lo que no debemos tenerle miedo a decir: hay que tender puentes por los cuales se pueda transitar y producir, propiciar el acercamiento de quienes están lejos y evitar que se profundice lo que ya es bastante hondo”.
Por eso, para el padre Wilfredo, lo primero es recuperar en el vocabulario nuestro las palabras reconciliación, encuentro, diálogo; y entonces, matizamos, dando chance a que la otra persona diga ‘yo lo veo de este modo o de este otro’.
Dijo, “el horizonte que puede abrir el diálogo en términos políticos me parece que nos ayuda. Después, por supuesto, hay que aclarar y hay que profundizar en ello. Entiendo por diálogo, entiendo por negociación, reconciliación, encuentro, hacer puente, propiciar encuentros, entre otros”.
Señaló que lo primero es no verlo imposible y luego desarrollar actividades concretas, como por ejemplo, hablar del tema.
Dijo que es necesario intentar ser lo más honestos posibles al hablar de esta realidad. Y, por otro lado, considera que también hay que darle tiempo a estos procesos, porque ya hay heridas muy profundas que no se pueden tratar de un día para otro.
Señaló: “se han dicho de todo, es verdad, se han dicho de todo, durísimo, sobre todo en los medios”.
Tenemos que hablar bien y con todos y todas.
El jesuita reiteró la importancia de cuidar los modos en los que nos referimos a unos y otros, pues explicó que con el insulto también se construye una imagen sobre las personas.
Explicó, “construyes a alguien que no es real, que al menos tiene un sesgo. El otro no es el que yo construyo con mi insulto, por usar un término ‘alacrán‘, entonces el otro no es el que yo construyo. Yo con esto lo que hago es que le saco el aire ciertamente, lo pongo en una condición en la que ya puede ser tratado de cualquier manera”.
Reiteró la importancia de esto, pues cuando animalizamos al otro, a la otra, los deshumanizamos y entonces ya podemos eliminarlo, pues no es igual tratar con una persona con una tendencia política, con una comprensión del hecho político, de la coyuntura, que tratar con una cucaracha. A la cucaracha se aplasta.
Cree que es rescatable que al menos aún exista la posibilidad de dirigir una palabra al otro, alguien al que yo puedo decirle una palabra fuerte. Y las palabras fuertes se tendrán que decir, pero lo que no podemos permitirnos es pretender construir a alguien o al otro de tal manera que lo pueda destruir y sacarlo del juego.
Dijo: “creo que esto, insisto, por mínimo que se vea, por un poco inocente, ingenuo que parezca, hay que hacerlo”.
El padre Wilfredo González cree que existen modos de acercar a las partes; que hay gente cuya especialidad es justamente hacer un programa, un esquema, un recorrido que se tiene que hacer para que por lo menos se acerquen.
Apuntó, “fíjate que todavía ni siquiera se habla de negociación ni de diálogo, sino un acercamiento. Otra vez propiciar los tiempos, los espacios para que la gente se corra”.
Esperar la oportunidad
Consideró que también es válido simplemente esperar por el momento adecuado para hablar, decir: ‘mira, eso ahora no es posible‘. Señaló: “tomemos un tiempo, dejemos que pasen unos días, unos meses, lo que tenga que pasar, respiremos profundo y pensemos entonces nuevamente cómo empezar este asunto. Como dijo el Quijote, paciencia y barajar”.
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