Las autoridades de Hong Kong cancelaron este lunes todos sus vuelos, después de que miles de manifestantes ocuparan el aeropuerto por cuarto día consecutivo.
La paralización de los vuelos se inició a las 4:00 de la tarde hora local.
La autoridad aeroportuaria atribuyó las cancelación de vuelos a que «una gran cantidad de manifestantes impidieron que los pasajeros pudieran facturar».
Asimismo, dijo que se mantienen los vuelos que ya habían completado la facturación y que también podrán aterrizar aquellos aviones que ya se dirigían a la ciudad.
Pero que, el resto de vuelos, tanto de entrada como de salida, fueron suspendidos.
También las carreteras se vieron afectadas
Las carreteras que conducen al aeropuerto quedaron colapsadas después de que los manifestantes se dirigiesen hasta el terminal aéreo en autobús, según el diario South China Morning Post.
Este rotativo apunta que las principales aerolíneas han dado órdenes a sus trabajadores de que acaben su trabajo antes de la hora prevista debido a «preocupaciones de seguridad».
Según la web Hong Kong Free Press, miles de manifestantes se congregaron en protesta contra el uso de la fuerza por la policía durante el fin de semana, dejando enfrentamientos en una estación de metro donde los funcionarios de seguridad les dispersaron con gas lacrimógeno.
Este portal de noticias indica que una persona fue herida en un ojo debido a los ataques de la policía.
En respuesta, muchos manifestantes decidieron cubrier sus ojos con parches en señal de protesta.
Por su parte, los medios oficiales chinos aseguran que los manifestantes habían llenado la terminal del aeropuerto por cuarto día consecutivo, provocando esta inusual medida.
El pasado sábado en horas de la noche, cientos de manifestantes se congregaron en la zona de llegada de pasajeros en el aeropuerto al tiempo que otro grupo de personas se les unió hasta alcanzar el millar.
Durante la protesta, entregaban folletos para concienciar a los visitantes extranjeros sobre la crisis hongkonesa.
Hong Kong vive una crisis política
La peor crisis política vivida en décadas en Hong Kong continúa tras dos meses de protestas que, pese a estar originalmente dirigidas contra un polémico proyecto de ley de extradición, han derivado hacia demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la ciudad.
Para sus detractores, se trata de una ley que intimidará y penalizará a críticos y disidentes del régimen chino, mientras que sus defensores aseguran que busca llenar un vacío legal, ya que no existen fórmulas legales de extradición entre Taiwán, Hong Kong y la China continental.
A pesar de que la líder del gobierno local, Carrie Lam, dio por «muerto» el proyecto a principios de mes, los manifestantes no se dieron por satisfechos y han seguido inundando las calles de la ciudad.
EFE
