
“La sinodalidad no solo busca la renovación interna de la Iglesia, sino que también ofrece un modelo profético al mundo”, asegura Rafael Luciani, laico y teólogo venezolano que formó parte de la secretaría del sínodo de los obispos.
Y es que este empeño por revisar, desde las bases y con todos, la imagen y desafíos de la Iglesia católica debe traducirse en una manera distinta de liderar, entendernos y relacionarnos en el futuro.
Es una invitación a dialogar y participar sin que quede nadie por fuera.
“Es una manera distinta de liderazgo”, dice Luciani y el paso clave para lograrlo es cambiar la mentalidad en todos los niveles para hacer posible la participación de todos y de acuerdo a sus habilidades y posibilidades.
Lograr una Iglesia sinodal es proceso a largo plazo y está en construcción. Es el papa León XIV a quien le corresponde llevar la tercera fase del sínodo que termina en 202, y profundizará la renovación de la Iglesia católica.
Para entender de qué se trata la sinodalidad, presentamos algunas pistas que encontramos en la entrevista con Rafael Luciani realizada en el programa Háblame Bajito, que transmite Radio Fe y Alegría Noticias.
Sinodalidad es contraria al autoritarismo
El sínodo de la sinodalidad obliga a quienes hacemos Iglesia a reeducarnos para provocar un nuevo modelo de liderazgo, contrario al ejercicio autoritario del poder, donde uno toma decisiones e informa, mientras otros las cumplen.
El liderazgo que propone el sínodo debe entender el poder como un servicio desinteresado y generoso, que inspire a otros y convoque el compromiso.
Debe ser capaz de provocar en la Iglesia dinámicas más horizontales, no centralizadas para relacionarse, y una manera particular de tomar de decisiones partiendo de la escucha y el discernimiento –incluso- de posturas contrarias.
El reto hoy está en cambiar la manera vertical de relacionarse que se ha instaurado en lo últimos siglos y volver a la forma inicial de hacerlo, porque “no puedo hacer Iglesia sin escuchar, sin discernir, sin dialogar, sin discutir las posiciones contrarias y sin llegar a un consenso”.
El liderazgo sinodal “implicará el cambio de la mentalidad -dice Rafael Luciani- porque hay muchas personas en la Iglesia que no quieren, no entienden o les cuesta trabajar junto a los demás de una manera participativa”.
Transformar el proceso de formación en seminarios, parroquias y abrir las puertas a nuevas formas de participación en la Iglesia, es parte del camino sinodal que debemos recorrer.
Renovación en cada espacio de la vida
La renovación de la Iglesia es también la renovación de las relaciones sociales en el mundo actual y ese es el gran aporte de la sinodalidad, según Luciani, “porque tiene que ver con la despolarización. Tiene que ver con la creación de relaciones fraternas, de solidaridad, de justicia, de verdad”.
El sínodo ofrece un método para tomar decisiones colegiada y participativa, basado en la escucha y el diálogo que contribuirán a la creación de sinergias y soluciones compartidas.
Es un cambio de mentalidad que busca contagiar al resto de las instituciones y espacios de la vida: “Imagínate en una comunidad pequeña que tiene mil problemas y que se aplique un método en la solución de los problemas donde la comunidad se pueda encontrar, escuchar, identificar los problemas, discutir incluso posiciones contrarias, hasta ir construyendo una decisión en común”.
Y esta misma dinámica de participación en todos los ámbitos de la Iglesia, de regulación y corresponsabilidad que propone el sínodo, puede ayudar a superar posiciones enquistadas que se traduce en credibilidad y reconocimiento de la sociedad en general.
Escuche la entrevista que ofreció Rafael Luciani al periodista Jorge Labrador:
Sigue todas nuestras entrevistas y la información que se produce desde las regiones uniéndote a nuestros canales de Telegram, WhatsApp y descarga nuestra App.