Las adicciones son una pérdida de control y de la autocrítica: la persona destruye su entorno y a pesar de eso, no puede detenerse. La negación es parte de las características de los adictos.

El psicólogo Luis Oropeza es experto en adicciones y explicó en el programa Háblame Bajito, que transmite Radio Fe y Alegría Noticias, que las adiciones son una alteración bioquímica, emocional, familiar y psicológica en la que la persona pierde el control.

Aproximadamente, un 70 % de los pacientes con adicciones recae en la enfermedad, pero todos pueden volver a la asistencia con especialistas y vuelven a la recuperación.

Las recaídas pueden ocurrir por varios factores, entre ellos los del contexto social, económico o político. De igual forma, las condiciones internas inciden en la velocidad o las posibilidades de recuperación.

Las adicciones y la negación de la realidad

Las personas que sufren adicciones no son capaces de reconocer la realidad, menos de aceptar la situación de pérdida de control.

Oropeza explicó que, incluso en terapias de grupo, las personas no aceptan el problema sino que tratan de justificar cada acción o consecuencia de las acciones.

En etapas avanzadas de la enfermedad, las personas son capaces de aceptar la realidad, pero no tienen conciencia de ella y que deben salir de ahí. Los especialistas la llaman la contemplación.

Luego viene una de preparación en la que llaman al psicólogo o a otros especialistas, pero no asisten. Luego existe la fase de acción en la que si aceptan la ayuda.

Finalmente, existe la fase de recaída y es parte de una etapa, del proceso. Sin embargo, el especialista aclara que es parte de la enfermedad no del tratamiento.

Es necesaria la fuerza de voluntad, pero con tratamiento y asistencia profesional.

Existen pacientes capaces de crear condiciones para provocar las recaídas.

Las recaídas

Todos los pacientes adictos son propensos a las recaídas, no importa cuál sea la sustancia o el comportamiento del que se depende.

En todos los casos, asegura el especialista, las personas van a sentir la necesidad y el impulso de volver a consumir una droga, o a apostar algo, o tomar alguna bebida.

En muchos casos, los pacientes van a encontrar la forma de engañar a sus familiares o a los especialistas que les están cuidando.

No hay distinción de si un persona es dependiente de la cocaína, del crack o si es ludópata.

Uno de los principales desafíos para trabajar las adicciones está en el comportamiento de los familiares, asegura Oropeza.

Muchos de ellos refuerzan las ideas que tienen los pacientes o intentan modificar los tratamientos.

En algunos casos se trata de la manipulación que ejercen los pacientes sobre sus familiares y estos terminan actuando por el miedo a perder los tratamientos o los avances en la recuperación.

El triángulo de Karpman

Con los familiares de personas adictas ocurre el llamado triángulo de Karpman, con este se explican los desajustes.

En la parte superior de la pirámide esta la victimización, en uno de los lados está el ser salvador y en la otra punta el de perseguidor y los familiares se posicionan según sus antecedentes psicológicos.

Las madres, en ocasiones se convierten en las que intentan salvar al hijo de la persecución que pueda ejercer el padre, por ejemplo. Al adicto le conviene esta situación porque puede manipular las situaciones desde su rol de víctimas.

Las terapias trabajan esta situación para que los cercanos sean conscientes de este triángulo y puedan disminuir el riesgo de recaídas.

“Una persona con problemas de adición no consume porque tiene problemas, tiene problemas porque consume”.

El amor duro

Luis Oropeza plantea la necesidad de trabajar lo que él llama “el amor duro”.

Se trata de una estrategia en la que los padres deben actuar con firmeza ante las amenazas o manipulaciones de su hijo adicto.

Es necesario hacerle saber que el tratamiento es para él, que si no lo aprovecha, el afectado es él y que los demás lo apoyan, pero existen condiciones. No puede haber privilegios si el paciente no cumple con las terapias.

Las recompensas pueden convertirse en un arma de doble filo si no se saben administrar.

Escuche la entrevista que ofreció el psicólogo Luis Oropeza a la periodista Carlota Rojas:

Es tan importante las acciones contra los productores y distribuidores de droga como los programas para abordar y ayudar a los consumidores, que, en definitiva son personas que padecen una enfermedad.

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