Con respecto a la novedad que se ha venido presentando desde el fin de semana en el estado Nueva Esparta, el doctor Rafael Orihuela había advertido hace tres semanas que estas estadísticas iban a aumentar pero admite que hubo un retraso en los reportes de nuevos enfermos en bloques.
Y precisamente la asertividad de su predicción lo denota la situación que se ha venido presentando en la isla de Margarita.
En un momento inicial de la pandemia indicaba que había una suerte de acumulación progresiva de poco número de casos con una expansión geográfica en 23 de los 24 estados del país. Lo que no se había producido era la fase de propagación rápida y los domiciliarios que tienen que ver mucho con la comunidad donde se vive.
Orihuela señala que es normal que luego de tener pocos casos declarados de repente suben drásticamente los números diarios por los focos que se pudieran haber desarrollado en los ámbitos domiciliarios. «Y eso es lo que ha ocurrido en Margarita», para referirse a la novedad focalizada en el estado Nueva Esparta.
En esta perspectiva hace recordar que hace una semana una médico del estado Mérida también hacía un análisis similar. «Decía que 176 pacientes que tenían fiebre y tos…y según el reglamento sanitario internacional todos aquellos síntomas que estén compatibles con la epidemia dominante deben agregarse automáticamente a la estadística de la enfermedad que está en estudio».
Para el ex ministro de salud esa situación específica de Mérida y de la región oriental «era un primer grito, una primera advertencia de que estamos entrando a esa fase». También suma otros «ruidos» en Guarenas y Guatire del estado Miranda, en Lara, en Portuguesa y en Táchira.
Estos potenciales escenarios son para el médico posibles pronósticos «de focos de propagación rápida». Y ante este riesgo inminente llama a prepararse en todo el país para enfrentar las consecuencias de la masiva extensión de la enfermedad.
Sin embargo, aún mantiene optimismo. Rememora también que al principio de la aparición de casos en Venezuela indicaba que no ocurrió en grandes proporciones «la entrada primaria de alguien que está infectado con el virus, con o sin síntomas, y que se traslada por vía aérea…y que en nuestro caso fue muy chiquitico».
La crisis económica del país que ya dificultaba el transporte aéreo masivo turístico y comercial ayudó, dice el galeno, a que los viajeros contagiados que llegaban de otros países, fundamentalmente de Europa, fuesen muy pocos en las primeras semanas de marzo.
Por lógica, señala, los casos positivos comenzaron a aparecer lentamente en todo el territorio nacional.
Según sus proyecciones será entre la segunda y tercera semana de mayo cuando en Venezuela comience a elevarse la curva de los cuadros de COVID-19 en una cantidad importante.
Hacer pruebas de mejor calidad
Para enfrentar los problemas que con la pandemia se avecinan, recomienda seguir las advertencias de la OMS que conminan a los gobiernos «a hacer las pruebas de investigación inmunológica, las pruebas diagnósticas, pruebas para verificar por dónde anda el virus».
En su terminología propia se trata de realizar una «persecución en caliente de las personas con el virus para aislarlas y para no llegar a una fase de propagación rápida» que comprometa aún más el sistema sanitario venezolano.
De acuerdo a su conocimiento de la medicina se atreve a afirmar que no habido la aplicación de pruebas que arrojen certezas.
Por eso dice que «no es lo mismo la llamada prueba PCR que las pruebas rápidas o de test». Éstas ultimas se han aplicado masivamente en el país pero tienen una gran desventaja «y es su baja sensibilidad frente al Coronavirus y además tiene muchos fases positivos y negativos y no te indica adecuadamente cómo está ese paciente».
Sigue haciendo énfasis en atender las exhortaciones de la Organización Mundial de la Salud al respecto que es la de aplicar las pruebas de PCR (Reacción en Cadena de la Polimersa), por sus siglas en inglés, en un número mucho mayor.
Y al parecer en nuestro país el número de este tipo de chequeos que se está aplicando es muy bajo. Apenas, asevera Orihuela, se están realizando 90 pruebas diariamente «y eso realmente es muy poco y no permite hacer ninguna predicción».
Reiteradamente en la conversación que sostuvo con Radio Fe y Alegría Noticias invitó a cuidar sobremanera a los adultos mayores que superen los 60 años de edad. Advierte que ésta es una de las poblaciones más susceptibles de contraer la enfermedad.
Movilidad en las fronteras
Describe esta situación como bastante complicada porque le parece muy engorroso atender a esas personas desde el punto de vista sanitario y de alimentación pese a que el número de migrantes retornados hasta este momento sigue siendo bajo.
Comparte la idea de que en territorio colombiano, en sus zonas limítrofes con Venezuela, se debió haber hecho una franja de protección con pruebas PCR para los venezolanos que han pensado regresar «con el fin de separar a los que no presentan los síntomas de aquellos que tienen sospechas altas de Coronavirus».
Eso requiere de una mínima infraestructura que Colombia pudo haber adoptado. Pero dada esa negativa también duda de que el gobierno venezolano tenga esa capacidad instalada.
En este plano sugiere que se diseñe un plan de atención en el cual los organismos internacionales humanitarios como ACNUR, UNICEF, Cruz Roja y otros que están del lado colombiano, instalen campamentos para «hacerle la vida un poco más humana y tranquila a toda esa gente que va a seguir aumentando en cantidad».
¿Hasta cuándo la cuarentena?
Con la aparición de focos contagios no ve posible que pronto se levante la medida de la cuarentena o aislamiento físico.
Estima que una vez que se controle la fase de propagación rápida se podrá estudiar cómo ir liberando progresivamente estos mecanismos de control social y sanitario. Y para Orihuela esta etapa llegará en Venezuela en un lapso de un mes, aproximadamente.
Termina su reflexión convocando a mantener la conciencia a través de los cuidados personales y a preservar la bonita y necesaria solidaridad entre todos los venezolanos.