Las maestras y maestros de Venezuela se ven, desde hace varios años, en la necesidad de rebuscarse con otros oficios para poder cubrir las necesidades básicas. Algunos dejan las escuelas, mientras que otros siguen.
Algunas maestras se las ingenian vendiendo artesanía, chucherías o víveres, porque les genera más ingreso para sus hogares, sobre todo, a quienes viven en el municipio Guajira, en el estado Zulia.
Pese a que reciben lo equivalente a cuatro dólares mensuales, continúan con su labor educativa para los niños, niñas y jóvenes de la región.
Una de estas maestras es Ninoska González, quien vende chupetas y caramelos para poder sobrevivir. “Para venir a la institución tenemos que hacer maravillas porque para nadie es un secreto que no nos alcanza el sueldo ni para los pasajes”, dijo a Radio Fe y Alegría Noticias.
El docente debe contar con un segundo empleo
González agregó que se ve en la obligación de vender turrones, galletas para cubrir los gastos del día. “El docente debe tener un segundo trabajo, pero ¿con qué tiempo si estamos en la institución desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde?”, se preguntó.
La docente añadió que poco a poco estira el dinero porque con lo que le pagan como maestra a duras penas puede cubrir el costo de un paquete de pañal.
Por su parte, Dionis Olivares, resaltó que acude a las aulas de clase “por vocación y sacrificio”, pero resalta que la situación actual es difícil para cualquier trabajador.
“Estoy aquí cumpliendo como muchos de mis colegas, por amor, junto con el apoyo de los muchachos que todos los días nos ayudan, nos motivan, nos dan aliento. Es bonita la experiencia de trabajar con jóvenes y con niños”, puntualizó.
Con información de Eira González | Radio Fe y Alegría Noticias
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