Efraín Hernández, habitante de Maturín, estado Monagas, dijo a Radio Fe y Alegría Noticias que a pesar de ser conductor de gandolas, debe recoger chatarra que se encuentra en la calle para luego venderla y así poder comprar un poco de comida.
«Yo recojo chatarra para venderla porque si esperamos tres meses a que llegue la bolsa (CLAP) imagínate. Hay que vender la ‘chatarrita’, ‘los hierros’ que están por ahí. A veces se recoge 100 kilos u 80 kilos, los vendemos para poder comer y comprar medicinas. Lo que podemos comprar con eso es sardina y yuca», expresó.
Asegura que en la misma situación se encuentran muchas personas que él conoce.
Hernández dice que tanto él como sus conocidos no consiguen trabajos temporales que les ayuden a tener alguna entrada de dinero para mantener a sus familias.
Afirmó que tiene un carro con el que podría hacer de taxi, pero debe estar mucho tiempo en una cola para que le surtan «un poquito» de gasolina, unos 30 litros.
«Eso no da para trabajar. Hay que vender la gasolina para verle el queso a la tostada», sentenció con resignación.
